Violencia y radicalismo, la sinrazón de los pedigüeños

Teresa Gil / Libros de ayer y hoy
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En las últimas semanas tres hechos violentos protagonizados por grupos, se salen del marco de la prudencia política por los comportamientos extremos de sus protagonistas. Se trata de las protestas de la CNTE contra AMLO en Chiapas, la de los panistas-priistas en la Ciudad de México y la actitud de migrantes al exigir con golpes y empujones su paso a Oaxaca. En otro aspecto dejo la brutalidad de un miembro del INM al golpear con su zapato la cabeza de un migrante. Las tres reacciones masivas mencionadas arriba aparentemente no tienen conexión por los orígenes de los integrantes, un conglomerado radical de maestros, el derechismo de alcaldes y legisladores representado en la capital y la exigencia injusta de grupos migrantes para atravesar el país, sin someterse a investigación migratoria. ¿Qué hay detrás de esa coincidencia de situaciones? Aspectos que por cierto se pueden hermanar con la violencia que ejercen grupos de feministas en marchas en la capital y otros sitios del país y la beligerancia que han tomado sectores para invadir sedes y destruir documentos y mobiliario.

La apertura y los cambios eliminan temor y dan pie a radicalismos  

Siempre se ha dicho que durante el gobierno de Madero se dio mucha ligereza en las conductas y hasta medios y simpatizantes rebasaron la línea del respeto. Es común señalar que en gobiernos abiertos, el número de protestas aumenta y hay más huelgas y más denuncias. La gente se siente con beligerancia y a veces rebasa la raya. El temor a la tiranía, a las dictaduras, a los gobiernos férreos, ha pasado y se sienten a sus anchas. Es parte del desahogo de la gente que ha vivido limitada en sus vidas y expresiones, pero no hay la prudencia todavía, para aquilatar la libertad que tienen y abusan de ella. Por eso en gobiernos como el actual en México, a sabiendas de que no habrá represión desde arriba (aunque algún bruto se desbalague como acaba de ocurrir en Chiapas y sí sea detenido), actúan como si el gobierno fuera débil y se le puede hacer tonto. En otros gobiernos, en los tres casos mencionados arriba se hubiera ejercido autoridad de muchas maneras y el mejor ejemplo sale a relucir en este momento cuando se crea una comisión de la verdad sobre la guerra sucia, para investigar aquellos casos violentos del pasado contra disidentes, que muchos recordamos. En ocasiones, cuando feministas destruyen y agreden en sus marchas, se le ha pedido a Claudia Sheinbaum que aplique protocolos aceptados por la ONU, lo cual sería legítimo, pero ni siquiera eso ha querido hacer. Tanto AMLO, como la jefa de la Ciudad de México y otros gobiernos morenistas hacen uso de ese comportamiento, salvo algunos casos extremos como ha ocurrido en Chiapas con los normalistas, en los que se han aplicado esos protocolos.

Las horas violentas son parte de entornos pasados que se actualizan

La violencia que aparece en el país desde muchos frentes exhibe entornos criminales creados al amparo de la complicidad, injusticias prolongadas, abusos partidarios, falta de atención, pobreza y muchas cosas más que se insertan en un país que fue dejado al garete. La llamada responsabilidad del Estado omite señalar fechas de esa responsabilidad, de ahí que organismos internacionales y grupos opositores se ensañen con los que ahora gobiernan cargando culpas. Mucho se ha escrito al respecto. En su libro Las horas violentas (Planeta, 2014), Luis Spota ya presenta lo que se veía en el tiempo en que escribió su novela, 1981. El escritor y zar de los deportes, presenta un panorama de lo que era México en su época, describiéndolo desde los 20 años (1945) cuando ya el sistema tomaba sus reales y se expresaba de muchas maneras. La mencionada novela se refiere a una huelga en la que se mezclan frente a trabajadores y personajes honestos, la corrupción de líderes y empresarios, vinculados a intereses políticos. Es una novela como todas las que escribió, certera en ciertos sentidos, aunque con toques pocos sensibles “ausente de matices” como dicen sus biógrafos, en un lenguaje y expresiones un poco ríspidas. Spota periodista también y fotógrafo en su momento, estuvo ligado al poder priista del que volcó parte de sus definiciones en sus libros. Escribió 30 de ellos y murió a los 59 años en 1985. La Cedart lleva su nombre en homenaje y calles y escuelas también lo reflejan. Es poco leído en este tiempo.

 

 

Ratificación democrática ante intenciones fascistas: Vox

Teresa Gil / Libros de ayer y hoy
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No solo están invadiendo la soberanía nacional a través del PAN, ahora los fascistas del partido español Vox, buscan obtener registro en México a partir de nacionales de derecha. El fascismo se incuba en todas partes, pero lo vemos exhibido en lugares públicos con más persistencia y se ha descarado en los últimos días, con las posiciones extremas del PAN. Es como el racismo, finalmente son parte de la misma familia, que aparece de pronto en actitudes y voces de personas que conocemos como progresistas. Es eso que quedó imbíbito en nuestras conciencias a partir de los preceptos morales impuestos, los ejemplos públicos y lo que captamos en medios de comunicación o en lecturas. A veces se convierten en principios, en verdades evidentes para muchos y eso quizá les pasaba a los que consideraban normal que en un camión una negra le cediera el asiento a una  blanca. O si leemos a los clásicos y descubrimos de pronto barbaridades en seres que admiramos y nos damos cuenta  (y sirve de reflexión) de como las etapas y las sociedades acuñaron formas de vida y de desahucios personales que se ensañaron no solo en el color de la piel, sino en la pobreza, en la ignorancia y más en las mujeres. Con su grandeza, esa Doma de la bravía de Shakespeare podría ser de parte de un genio como él, una farsa, una ironía, un sarcasmo, pero a lo mejor era su verdadera posición.

La pena de muerte, máxima expresión del fascismo aún vigente

El fascismo tiene su terrible expresión en el desprecio por la vida y aunque se considera una postura moderna, ha estado vigente con otros nombres, a lo largo de la humanidad, con la apropiación  de la vida de los demás, de los esclavos, de los siervos, los peones de hacienda, las mujeres en el patriarcado. Las penas de muerte impuestas por los Estados, es la evidente apropiación de la vida de sus integrantes y lo que es peor, el uso del derecho público como una justificación. En el mundo todavía muchos Estados imponen la pena de muerte, uno de ellos, más cercano a nosotros, Estados Unidos. En México fue abolida en diciembre de 2005, pero periódicamente aparecen propuestas para su reinstalación, ante atrocidades criminales que la propia sociedad ha generado con sus conductas. Gente de derecha, del PAN, renuevan periódicamente esa propuesta, mientras hacen alharacas en contra del aborto, tema en el que expresan el derecho que tienen sobre las mujeres para impedir que hagan uso de sus propios cuerpos. Es un aparente contrasentido de la defensa de la vida. Y hay instituciones educativas que la propician. Lo he visto en varios maestros que tienen insertos en sus programas de clases, el tema de la pena de muerte, para exacerbar en sus alumnos si debe o no aplicarse. Con ánimo de dejarla siempre abierta.

Las sociedades democráticas encubren a veces, trazos fascistas

Las conductas fascistas se trasladan a sectores de la sociedad que las ven como naturales. El desprecio y la apropiación de la vida se vuelven cotidianos. Así como fue común la apropiación de las mujeres en el patriarcado, durante un tiempo de otra manera, en México funcionaron casas de tolerancia donde lenones se apoderaban de grupos de mujeres para su explotación. Hoy se moderniza esa actitud en la trata y es la respuesta de los centenares de feminicidios misteriosos de mujeres cuyos cuerpos aparecen abandonados y cuya vida fue puesta a disposición de explotadores. Están los robos de infantes para disponer de sus vidas y de  sus órganos. Esa vida de infantes, se ponía en propiedad de iglesias, orfanatos o albergues, como se ha descubierto recientemente en el crimen terrible de centenares de niños en Canadá. El desprecio por la vida, tiene miles de expresiones y no ha cambiado. La propia actitud del crimen organizado evidencia la pérdida de valores que se da al ser humano, expresado en la desaparición y muerte de miles. Son los retrocesos que subyacen en los regímenes democráticos cuando hay sectores que se rebelan a los cambios. La justificación del PAN, por ejemplo, a sus 15 senadores para dar entrada al partido fascista español Vox, es una de esas expresiones. Y ahora se anuncia que ese partido europeo quiere hacer entrada formal en nuestro país, con registro de prestanombres nacionales.

Un filme como ejemplo y la involución de personajes a la derecha

En los últimos tiempos se ha hablado de la involución de personajes que fueron de izquierda, hacia la derecha. Se menciona entre ellos a Roger Bartra, antiguo miembro del Partido Comunista Mexicano. El filme Portero de noche (1974) planteó a sus críticos una situación parecida por la reticencia de dar a conocer el filme en varios países y tocar el tema del nazismo alemán y sus efectos. En el fondo era una defensa de personajes fascistas importantes, que aún vivían. Había, pues, una involución de muchos, contagiados por el nazismo. Hubo críticas al respecto que se hicieron a la directora Liliana Cavani, autora también del guion que sirvió a la película (Editorial Icaria, 1983), por el énfasis en el erotismo en su trabajo, lo que según Susan Sontang, la escritora estadunidense, dio una variante a una cosa tan cruel como el fascismo. En la película intervienen Dick Bogarde como el portero mencionado y la actriz Charlotte Rampling, quienes transitan por el recuerdo de los campos de concentración donde Bogarde en el papel de Max un guardia nazi,  abusó de ella. Pero pese a las críticas, trasciende la verdadera esencia del fascismo más en la escena escalofriante en la que Bogarde le hace servir a Rampling la cabeza de un hombre que ella había despreciado. Según los críticos  fue un devenir complicado el del filme porque había todavía muchas reticencias a favor del fascismo y en su momento Michel Foucault y Luchino Visconti entre otros notables, presionaron para que el filme se diera a conocer en Italia  y se supiera lo que decía sobre la terrible historia del fascismo alemán, conocido allá como nazismo.

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