Cárcel a expresidentes: Ganó el

Arturo Sandoval
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“Nunca pierdo; o gano o aprendo”. Nelson Mandela

La consulta popular del pasado domingo uno de agosto, para juzgar a los expresidentes, se puede ver como un éxito. A pesar de un presunto boicot maquinado por el Instituto Nacional Electoral al cambiar de dirección cientos de casillas a última hora. También el cierre de casillas muchas horas antes de tiempo para, incluso cancelar miles de boletas a las 12 del día. Desde luego la casi nula publicidad de la consulta. Votaron por el más del 95%  de los asistentes, alrededor de 7 millones de ciudadanos, patentaron con boletas el deseo de juzgar a esos expresidentes. Aunque el INE jugara limpio, aunque la gente estuviera bien motivada, jamás se hubiera llegado cerca al número de votos requeridos por la ley para juzgar a estos personajes.

En las encuestas serias en 2018, AMLO salió en todas como amplio ganador. Dichas encuestas se hacen al entrevistar 1,500 a 2,000 personas para conseguir un grado de confiabilidad de un 93% en promedio. Por lo que si la encuesta se hace en una muestra de 10 mil o de 90 millones de personas, los resultados en el porcentaje variarán muy poco, casi nada.

Nadie, ni siquiera los más fanáticos de la 4T podría asegurar una afluencia de 35 millones a las mesas de votación. Todos los sabíamos, pero está súper encuesta con rostro  de consulta popular, nos deja ver que 80 o 90 millones de mexicanos, votarían por el sí, si queremos juicio a expresidentes.

Lorenzo Meyer estaba en Chiapas, con tal de votar regresó de inmediato el domingo. Se encontró con la difícil tarea de encontrar su casilla, pese a que dio vueltas y vueltas en un pueblo de la Magdalena Contreras donde vive. Nunca la encontró.

¿Por qué Beatriz Gutiérrez y López Obrador no regresaron a votar a la Ciudad de México? La doctora Gutiérrez Müller se queja de no haber mesas para ciudadanos en tránsito; pero cuándo se quiere se puede, sobre todo cuándo hay un interés tan importante para la democracia. Los líderes llevan mano y si ellos no lo hacen, sus seguidores menos. No se desean líderes con contradicciones tan marcadas como cuando AMLO dijo que no iba a votar y no estaba de acuerdo con el sí. Este tipo de argumentos desencantan a la gente, la llenan de desidia para ir a votar.

Bueno, la gente de la 4T debe mostrar que empieza a entender que sí entiende. Ya las elecciones pasadas recibió sendas patadas en la entre piernas por parte de las mujeres y de las clases medias, sobre todo en la Ciudad de México. El López Obrador de oposición y de su campaña, no mostraba incongruencias en temas tan importantes como aplicar la justicia. En varias entrevistas le preguntaron si Peña Nieto era corrupto y dijo con firmeza que sí. ¿Qué nos pasa?

Seguramente la asistencia a las casillas hubiera aumentado exponencialmente si alguno de los peces gordos de la corrupción estuvieran en la cárcel; vaya con Felipe Calderón o Enrique Peña, bastaba con uno de ellos y la gente se volcaría a votar. Pero sólo se ve a varios de los corruptos evadir la justicia; viven en Israel o en otra parte para gozar del millonario despojo al pueblo mexicano. Ni siquiera Emilio Lozoya pisó la cárcel. ¿Por qué roban? ¿Por qué violan? ¿Por qué comenten feminicidios? ¿Por qué desaparecen gente? ¿Por qué están impunes?: porque pueden.

¿Por qué no votó la gente joven?

La ausencia de interés de ir a votar la consulta, se dio principalmente por los jóvenes al ver que a ellos mismos no se les hace justicia. Los feminicidios en aumento; hombres y mujeres jóvenes desaparecidos, miles de ellos en los centros de exterminio convertidos en cenizas. Cientos o miles de victimarios libres. Mucha de estas víctimas potenciales o ya con daños no irá a votar la consulta de la revocación de mandato; pero muchos más sí irán y se dará el efecto “Margarita Zavala” como en la alcaldía Miguel Hidalgo en las elecciones recientes. Es muy seguro: enormes filas para revocar el mandato de AMLO.

No está chido que esto suceda; regresar al pasado sin concluir o seguir el camino de la Cuarta Transformación es ponerse el candado a una gruesa, apretada y pesada cadena en el cuello nuevamente.

Morena y su líder Andrés Manuel López Obrador necesitan reconciliarse con los sectores agraviados que los apoyaron ciegamente para ganar la Presidencia, por creer que haría cambios y los defendería: feministas, mujeres en general, desaparecidos y sus familiares; son principalmente, junto con la clase media a quienes López Obrador debe trabajar para recuperarlos con hechos.

Debe hacer las paces con un número importante de periodistas, honestos líderes y guías de opinión; principalmente de izquierda que, con sus columnas, con sus artículos, con sus investigaciones le llevaron millones de votos por contar con credibilidad. Lo hicieron sin ningún compromiso de por medio, sin esperar más que un verdadero y auténtico cambio en la justicia, en la democracia. Así nada mas, por puras convicciones creyeron en López Obrador. Claro, como son honestos y su compromiso es con la verdad, pues no le firmaron un cheque en blanco a nuestro presidente.

“Prefiero incluso perder con honor que ganar haciendo trampa”. Sófocles.

Nota

Es un acierto el dialogo entre AMLO y Julio Astillero en una mañanera; así sí la cosa cambia; y que se haga costumbre reconocer por ambas partes –periodistas y autoridades–  cuándo se comete un error.

 

 

El Tata Martino ya no puede con la Selección

Arturo Sandoval
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“En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender
hasta su nivel de incompetencia”. Laurence J. Peter.

Los asistentes  o cuerpo técnico sólo son parte de un equipo. Muy importantes pero, como en toda estructura o empresa son parte secundaria. No sólo jerárquicamente, también operativamente y en un deporte no deben ser protagonistas en el festejo de un gol o al final de un triunfo. El Tata Martino y en copia Jaime Lozano medallista olímpico, dan prioridad a su equipo técnico y asistentes en todos los festejos. Esto puede ser imitación de algún otro entrenador o simplemente equivocada pose de democracia deportiva. Hacer costumbre esta conducta de patriarcas o emperadores, dónde los gladiadores se mataban entre ellos o contra todo tipo de fieras y sólo se les veía como instrumento de diversión. No se ve que los jugadores corran a abrazar al Tata cuando meten un gol. Se abrazan y besan entre ellos para formar una unidad distante del otro módulo de su entrenador con su cuerpo técnico. Como dos entes lejanos. Así se da una carencia de liderazgo; si bien respetan y siguen los jugadores las órdenes del Tata, hay una carencia de motivación por falta de un liderazgo que la provoque. Falta la explosividad de líderes con capacidad profesional como Tuca Ferreti, Piojo Herrera, Hugo Sánchez o Matías Almeida. Incluso groseros como Tomás Boy o Lavolpe. Hasta Javier Aguirre puede cambiar las cosas. Esos que hacen clic con sus jugadores. Eso ha faltado en los partidos dirigidos por el Tata, muy notoria la distancia que no ruptura entre jugadores y entrenador. Hasta para el espectáculo es molesto. Esta situación emocional se notó en la Copa Oro, los mexicanos superiores a todos los equipos participantes, no lo demostraron.

En las Olimpiadas, la medalla de cobre es totalmente merecida en cuanto a ser superados en calidad por España y Brasil, pero el equipo es competitivo y bien puede ganarle a los dos. La dirección de Jimmy Lozano superó a la del Tata, porque Lozano conecta de mejor forma con sus jugadores; se vio cuando entre todos lanzan al aire al Jimmy para festejar la de bronce.

Martino no es el líder, por su falta de liderazgo y sobrada conducta de padre ausente; tan desentendido que olvida sacar a un jugador cuando juega desastroso y después no interviene para que por decisión de ese jugador, él tire un penal; para fallarlo. Hugo Sánchez criticó esa falta de liderazgo. La Copa Oro es una cadena de desaciertos del Tata. Con un buen equipo se pudo hacer mucho más. Ya dos enfrentamientos con Estados Unidos se han perdido, Canadá nos dio un baile; los resultados son malos y sin no se hace el cambio de entrenador a tiempo, pasará lo mismo que con el mediocre entrenador Osorio en el mundial pasado. Es buena la continuidad, pero Tata Martino ya llegó a su límite de capacidad para entrar en su nivel de incompetencia con la selección mexicana; nada más no gana un torneo desde hace meses pero su sueldo es de 3 millones de dólares al año, más lo que se le paga a su numeroso cuerpo técnico. Dejaría cosas buenas de su primera etapa, pero debe irse.

Nota

Felicidades a la selección olímpica, nos dio muchas alegrías.

 

 

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