La maestra: Ifigenia Martínez

Jorge Meléndez Preciado
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.    Twitter@jamelendez44

¡Por fin le fue entregada la medalla Belisario Domínguez a la maestra: Ifigenia Martínez¡ Esto debió ocurrir en 2014, pero el PRD la vetó e hizo que se la dieran al escritor Eraclio Zepeda, de Chiapas. Ello debido a que doña Ifi, como le dicen sus cercanos, apoyaba a Andrés Manuel López Obrador. Miserias de la política.

Eraclio había sido un personaje de izquierda y excelente cuentista, durante muchos años, pero de 1994 a 1997 fue secretario de Gobierno de Chiapas con dos sujetos impresentables, y  mandó reprimir en varios lugares al EZLN y otros grupos campesinos.

La maestra  y doctora en Economía por Harvard, algo insólito en 1967 para  una mujer, fue nombrada directora de la entonces Escuela Nacional de Economía, ya que trabajaba en la Presidencia de la República con Emilio Martínez Manatou. Pero los alumnos de dicho plantel, habían elegido en votación abierta y universal al gran economista: José Luis Ceceña Gámez.

Lo que  trajo una disputa entre la izquierda estudiantil y algunos apoyadores de la citada economista. No pudo tomar posesión en los primeros días, aunque negoció con diferentes personajes y se acordó aceptarla si se creaba una Comisión Mixta de profesores, alumnos y dos administrativos para transformar el plan de estudios.

Ella aceptó encantada y presidió la mayoría de las sesiones, a las que llegaba constantemente con unas botas y una figura señera. Acompañada de maestros muy respetables como David Ibarra y el entonces controvertido, Gustavo Romero Kolbeck, pero también con personajes: Carlos Tello, Solón Zabre Morel  y otros de izquierda.

La Comisión sesionó incluso durante el conflicto de 1968, y cuando entraron los tanques a Praga (20-21 de agosto), alguien dio aviso y se suspendió la reunión para meditar sobre lo que ocurría en los países del mal llamado socialismo del este. Por cierto, ello permitió que los miembros de la Juventud Comunista, entre los que me contaba, exigiéramos a la dirección del PCM un encuentro, justo en la entonces Escuela, para condenar dicha intromisión en un país donde había cambios de apertura democrática con Alexander Dubcek y Otta Shick a la cabeza. Y condenar sin reservas la invasión. Lo cual aceptó la dirección del Partido Comunista con algunas pésimas explicaciones.

El 18 de  septiembre de ese año, la policía incursionó en la UNAM y entre los detenidos estuvo la directora Ifigenia, quien  dignamente subió a los camiones del Ejército con sus compañeros universitarios.

La Comisión modificó los planes de estudio, incluso introduciendo un seminario del libro fundamental de Carlos Marx, El capital, cuyo diseñador del curso fue Ramón Ramírez Gómez, quien hizo el primer e inmenso libro acerca del movimiento estudiantil mexicano de ese turbulento y magnífico año de 1968.

            La maestra Ifigenia le dio clases a los Toficos, llamados así por una golosina de aquella época que tenía como lema: “Huy, que ricos”, el trío de Carlos Salinas de Gortari, Manuel Camacho Solís y Emilio Lozoya Thalman.

Entre sus grandes obras como directora fue el enviar a decenas de licenciados en economía a hacer doctorados en el extranjero (en ese grupo iba Napoleón Gómez Urrutia, hoy líder minero); editar un periodiquito para los estudiantes, realizado por Dolores Arana (madre de Federico, el novelista del rock); tener siempre las puertas abiertas para los estudiantes con dos magníficos funcionarios: Raúl González Avelar y Gildardo López Tijerina, que resolvían todo a la voz de “ya”; alentar las actividades culturales, entre ellas un cineclub, y tratar de innovar en la academia y en los planes de estudio siempre.

Cuando la fractura del PRI: Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, su casa en Coyoacán fue el lugar para la formación de la Corriente Democrática y ella ganó con Porfirio la senaduría por el entonces Distrito Federal. En esos seis años –ha sido en  tres ocasiones diputada y dos veces senadora, más asambleísta de la capital del país–, sus intervenciones en tribuna hacían temblar a los economistas neoliberales y chafas de Salinas para acá.

            Dolores Padierna le publicó un libro en el que colaboré brevemente, aunque lo desconozco.

Con una sonrisa y una broma constante, esta maestra no únicamente supo adaptarse al cambio del país, sino continúa siendo pionera en reforma fiscal, los problemas de la desigualad en México y los asuntos agrarios, hoy tan olvidados por eso importamos cada vez más granos del exterior.

En el primer número de la Revista México Agrario (noviembre-diciembre de 1967), que fundó mi hermano, Hugo Tulio Meléndez, aparece un artículo de ella titulado: La inversión pública y el desarrollo agrícola, junto con textos de Cuauhtémoc Cárdenas y Rodolfo Stavenhagen.

En la recepción de la Medalla BD que le tocaba mucho antes, defendió la política energética de López Obrador, aunque éste innecesariamente se ausentó de dicho acto.

PD: En la Comisión Mixta estuvimos alumnos como Gustavo Gordillo, Óscar Levín Coppel, los trotskistas Sergio Moro –que ya hablaba de los Hoyos Negros–, el Flaco Torres y por la Juventud Comunista: Joel Ortega, Pablo Gómez y este periodista, entre otros.

            ¡Felicidades, maestra!

 

 

Los medios públicos y apoyos diversos

Jorge Meléndez Preciado
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Los medios públicos, en general, alentaron el cambio, durante varios sexenios en el país, y lo continúan haciendo, mediante una pluralidad muy necesaria en sus contenidos.

Desde antes de la incursión de Cuauhtémoc Cárdenas en la lucha presidencial, organizaciones como Radio Educación (RE) ya le daban voz a las luchas estudiantiles, sociales y populares.

Incluso, no se olvide, cuando Francisco (Paco) Huerta, fue censurado en varias radiodifusoras, fue a realizar su serie de periodismo civil en RE que le abrió amplia y generosamente sus puertas.

Ahora, en la llamada Cuarta Transformación se esperaba que dichos medios públicos, en ocasiones alentados y en otras desatendidos, tuvieran un presupuesto amplio, digno y les permitieran hacer su trabajo de mejor manera para que crecieran ampliamente en el cuadrante radiofónico, y asimismo en el televisivo ya que canales como el 11 y el 22 han demostrado que participan ampliamente al divulgar series o documentales censurados o prohibidos en la televisión comercial.

Opiniones como las de los participantes en los movimientos de 68, 71 y en la llamada Guerra sucia, la cual ha sido larga y compleja, únicamente han sido posible encontrarlos en las radiodifusoras y televisoras mencionadas, amén de las señales radiofónicas y televisiva de la UNAM.

Y en la actual administración, el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPREM) y la Dirección General de Televisión Educativa (DGTVE) ha podido ampliar su visión de lo que necesita difundirse en un país del siglo XXI, y no en la aldea con fines únicamente personalistas y/o lucrativos.

En un reciente artículo de Jorge Bravo (El Economista, 10 de septiembre), encontramos los presupuestos que propone el Ejecutivo para los medios públicos actuales.

Dice el también presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi): es necesario “más apoyo federal (a dichos medios) con una política pública que los impulsara”. Y tiene completa razón.

El Instituto Mexicano de la Radio (Imer), a cargo de Aleida Calleja, recibirá el mayor apoyo ya que de 163.6 millones de pesos se le programan 268.7 milloncejos. Es decir, más de 100 millones de alza, lo que le permitirá cubrir muchas de sus necesidades en las 17 estaciones que maneja. Bien.

            A Canal 22, dirigido por el muy eficaz, Armando Casas, le aumentan casi 10 millones de pesos, ya que va de 6.6 millones a 16 millones. Bravo señala que esta televisora tiene una audiencia de 40.5 millones de personas, siendo que un año antes la veían 34.7 millones de ciudadanos. Y que se propuso obtener 30 millones de pesos de ingresos propios y logró 34.7. ¡Excelente!

            En Canal 11, Carlos Brito al frente, el pionero que aparentemente depende del IPN, le elevan sus dineros en 12.6 millones de pesos, llegando a 572.6. Su cobertura aumentó de estar en 22 estados a pasar a 27. La audiencia es de 7 por ciento en adultos y 9 por ciento en niños. Algo muy loable, ya que hay programas como el muy visto de Cristina Pacheco, que da cuenta de la vida en México en todas sus esferas.

El SPREM, encargado a Jenaro Villamil, que es asimismo una repetidora de varios canales públicos, disminuirá su asignación de mil 334 millones a casi mil 249. De ellos, 780 millones irán a reforzar la tan necesaria infraestructura.

Radio Educación tendrá únicamente 2 millones de pesos más, yendo de 77 a 79 millones. Algo realmente inconcebible ya que necesita para sus antenas e infraestructura mucho más y ahora tiene señales en varias partes de la república, entre ellas Sonora y Yucatán, próximamente en Michoacán, lo que hace indispensable un aumento que deben considerar los legisladores.

Por cierto, hace un año al conversar con uno de ellos, de gran importancia, dijo que esa estación no se escuchaba, siendo que fue beneficiario de muchos programas, entrevistas y seguimiento en sus campañas, lo cual muestra la arrogancia del poder y la torpeza de algunos diputados.

Inexplicablemente, a Notimex se le da mayor presupuesto: 228 millones de pesos, siendo que está en huelga desde el 21 de febrero de 2020, y la última nota que produjo fue el 8 de junio del mencionado año, según Signa Lab.

Hay más, pero esas son las luces y las sombras acerca del trato a varios medios públicos.

 

 

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