La ultraderecha se reagrupa, considera
tibio al PAN y prepara su frente electoral

Álvaro Delgado Gómez / Sin Embargo
Twitter@alvaro_delgado

La exdiputada de Querétaro Elsa Méndez revela que hay avances en la construcción de una fuerza política en Querétaro, Nuevo León, Chihuahua, Sonora y el Bajío con una agenda provida y con participación mayormente de jóvenes, cuyo modelo es el partido español de ultraderecha Vox. El secretario general de Sublevados, Mario Fernández, agrega que otro modelo es el movimiento Tea Party de Estados Unidos.

Ante la “derechita cobarde” en que se ha convertido el Partido Acción Nacional (PAN), “acomplejado” para combatir el aborto, el matrimonio homosexual y el “comunismo” en México, un sector del conservadurismo del país construye una fuerza político-electoral cuyos modelos son el partido español Vox y el movimiento Tea Party de Estados Unidos, ambos de ultraderecha.

En la articulación de este proyecto alterno al PAN, que promete ser “la verdadera derecha” de México, participan legisladores, servidores públicos y liderazgos todavía en ese partido –incluyendo integrantes de la organización secreta El Yunque–, pero también empresarios, académicos, colectivos sin militancia y activistas como el actor peñista Eduardo Verástegui.

El revuelo que provocó la visita del presidente del partido Vox, Santiago Abascal, el 3 de septiembre, motivó a cuadros que se reivindican como “derecha dura” a acelerar las reuniones y los intercambios para crear una fuerza política que, ante la imposibilidad legal de constituirse como partido antes del 2025, impulsen la agenda provida con candidatos a la manera del Tea Party estadunidense.

“Muy pronto tendremos Vox México”, proclamó la exdiputada de Querétaro Elsa Méndez tras posar junto a Abascal, el 3 de septiembre, y ahora revela, en entrevista con Sin Embargo, que hay avances en la construcción de una fuerza política cuyo modelo es precisamente el partido español de ultraderecha.

“Hay mucho ánimo de diferentes sectores y perfiles, académicos, empresarios y activistas sociales, mayormente jóvenes”, enfatiza Méndez sobre los promotores de una nueva agrupación política con agenda provida, cuyos enclaves los ubica en Querétaro, Nuevo León, Chihuahua, Sonora y el Bajío.

¿El modelo de partido es Vox?

—Pues sería algo que podríamos tomar como ejemplo, por supuesto. Coincidimos en la gran mayoría, hay algunos proyectos que inclusive compartimos, que fueron polémicos y aquí no avanzaron precisamente porque lo asociaban con un partido de ultraderecha… Entonces sí hay coincidencia, por supuesto, y creemos que es un modelo que se podría perfectamente tener en nuestro país.

Amiga de María Herrera Mellado, representante de Vox en Florida, Estados Unidos, y de Carla Toscano, de España, Méndez fue invitada por el propio Abascal al encuentro Viva 21, que este sábado y domingo se celebró en Madrid para presentar la Agenda España, antagónica a la izquierda, de la que ella abreva para el proyecto que se construye en México.

¿Va a ser una nueva derecha?

—¡La verdadera derecha! –enfatiza Méndez.

Y es que el PAN, afirma Méndez, ha claudicado en representar a los mexicanos que defienden los valores provida, como ha sucedido en Querétaro: “Yo le he llamado una derechita cobarde, porque en muchos temas, inclusive en mi estado, le han hecho el trabajo a Morena”.

Por eso es importante, insiste, en crear una fuerza política como Vox, alterna al PAN, que se deslindó varias veces de la reunión de Abascal con un grupo de senadores de ese partido encabezados por su coordinador, Julen Rementería, que firmaron la Carta de Madrid contra el comunismo.

“Lo que vino a hacer Santiago Abascal fue desenmascarar realmente qué es el Partido Acción Nacional, que se deslinda fácilmente de esta agenda y que pide incluso disculpa: cuántos comunicados vimos a través de la dirigencia, de senadores en lo particular y de cómo (dijeron que) estábamos equivocados, (que) no sabíamos lo que firmábamos”.

El PAN, acusa, ha utilizado la agenda de vida y familia para obtener el voto conservador, pero ya en el poder se desentiende de ella. “La utilizan, pero al final la terminan abandonando”. Y lo que necesitan los electores de derecha en México es un partido como el de Abascal: “Tengo amigos en Vox, principalmente María Herrera, que representa a Vox en Florida, y Carla Toscano, que está en España, con las que conversamos. Y yo digo que realmente eso es lo que necesitamos en México, un partido que realmente esté entregado y que quiera defender estos temas de los cuales han abandonado todos los partidos”.

Invitados de Vox

Pero la exdiputada Elsa Méndez es sólo una de muchos promotores de una fuerza política y electoral que se propone dar la batalla contra el “progresismo” que, según ellos, es transversal a todos los partidos políticos, incluido el PAN.

Uno de los movimiento derechistas que quieren crear una nueva fuerza política como Vox es Sublevados que organizó, de la mano del senador panista Julen Remetería, la visita de Abascal a México y que provocó un cisma en el PAN, que atizó el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Al igual que Méndez, el presidente y secretario general de Sublevados, Pedro Cobo y Mario Fernández Márquez, fueron invitados por Vox a su reunión de Viva 21 en España, donde se discutieron estrategias de expansión mundial de ese proyecto ideológico que fascina a los derechistas mexicanos.

“Nos invitó Hermann Tersch a Pedro Cobo y a mí”, revela Fernández sobre el eurodiputado de Vox que acompañó a Abascal a México, cuya visita –afirma– “rompió la espiral de silencio” en el PAN sobre su condición de partido de derecha.

“Tenemos una derechita cobarde, esta centro-derecha acomplejadísima por sus ideas. El PAN se rindió a los pies de la progresía con esta visita de Abascal”, subraya el secretario general de Sublevados, quien coincide con Méndez en crear un partido político como Vox.

Sin embargo, por ley sólo se podrá solicitar registro de un partido político hasta después de las elecciones de 2024 y ante eso la estrategia de crear un Vox-México es, por ahora, articular esfuerzos para “dar la batalla cultural” en medios de comunicación y tratar de postular candidatos provida en “todos los partidos” y derechizar aún más al PAN.

“Queremos que el PAN sea un partido de derecha. Punto. Que no tenga complejos y que no sea una derechita cobarde de asumir las ideas que siempre debió haber defendido”, enfatiza Fernández, quien aclara que su movimiento es aconfesional, libertario y en el que militan también homosexuales.

“Estamos haciendo alianzas concretas con políticos, ahora la mayoría del PAN, porque nos interesa correr al PAN del centro y volverlo un partido de derecha”, insiste el abogado, quien reivindica la organización de la visita de Abascal al Senado, por el que fue despedido Christian Camacho, uno de sus miembros.

“Este movimiento va para grande y la espiral de silencio se rompió en el PAN con la visita de Abascal”, subraya y se ufana de que ni ese partido pudo ganarle la agenda pública a López Obrador, como sí lo hizo Sublevados en lo que fue su “primer golpe en la mesa” como organización.

“Fue un golpe que no había dado ni el PAN desde el inicio de este gobierno. Hicimos que se hablara de Vox. Le quitamos la agenda al presidente por tres-cuatro días. De lo único que se hablaba en los medios era de Vox y eso fue por Sublevados. ¡Ese es poder político!”

Como Méndez, Fernández reconoce que está en la mira crear un partido político como Vox, pero por ahora la estrategia es influir en la opinión pública y en impulsar candidaturas que asuman la agenda de la derecha.

“Hasta 2025 no puede haber partidos. Por lo tanto, de aquí al 2025 nuestros esfuerzos van ir dirigidos a incidir en todos los partidos, no sólo en el PAN, pero al PAN lo vemos como el espacio natural donde la derecha debe ser representada”, subraya.

“Vamos a articular todos los esfuerzos posibles para que ahora que no podemos hacer un nuevo partido por lo menos encabezar lo que puede ser un Tea Party, que no fue un partido sino un movimiento con candidaturas que estén comprometidas con la agenda conservadora”.

Enfatiza: “No somos ingenuos, somos muy realistas en el tema político: si no se ganan posiciones en el poder, no gobiernas. Nosotros vamos dirigidos hacia eso”.

“Vivimos en dictadura”

La idea de crear un partido de banderas claramente ultraderechistas o de “derecha dura”, como se asume el secretario federal de Sublevados, se materializó en 2007 cuando expanistas, encabezados por René Bolio Hollarán, crearon el Movimiento de Participación Solidaria, que pretendía ser el partido Solidaridad.

Financiados presuntamente por empresarios de la talla de Lorenzo Servitje y Patricio Slim, y animados entre otros por Fernando Rivera Barroso, secretario de Educación de Vicente Fox Quesada en Guanajuato y militante de la ultraderechista Organización Nacional del Yunque, el proyecto no obtuvo el registro del órgano electoral.

“Se creó un partido político buscando defender la vida, la familia y la justicia social, con valores cristianos. Nos negaron el registro en el Tribunal Electoral de manera caprichosa y absurda, habiendo cumplido en exceso los requisitos que pide la ley electoral mexicana”, se quejó Bolio.

Pero ahora Elsa Méndez y Fernández coinciden, en entrevistas por separado, en que existen condiciones para crear un partido político como Vox, que defienda la vida desde la concepción hasta la muerte natural, que se oponga a los matrimonios homosexuales y a toda la agenda progresista.

“Hay mucho ánimo de diferentes sectores, perfiles, académicos, empresarios, activistas sociales, mayormente jóvenes”, destaca Méndez sobre el clima para consumar su promesa de crear Vox México, pero también aclara que debe actuarse con prudencia.

“Qué más nos gustaría que para el 2024 pudiéramos ser una opción en algunos estados, pero es algo que en estos últimos meses ya tendríamos que estar analizando y decidiendo si hacemos los esfuerzos en algunos estados o esperamos todos para salir con una propuesta para el 2025 y comenzar el partido nacional”.

¿Dónde está el embrión de una eventual fuerza política que pueda convertirse en partido político después del 2024?

—En donde yo puedo ubicarlos perfectamente es en Nuevo León con mi compañero Carlos Leal, con quien compartimos una agenda, obviamente coincidimos en el mismo sentir, en que él incluso también ya lo ha manifestado que quisiera conformar también un partido.

Pero también hay entusiasmo, dice, en Chihuahua, Sonora, Querétaro y en general en el Bajío, donde mucha gente no cree en el PAN por abandonar la agenda provida y que sí impulsa, por ejemplo, su amigo Eduardo Verástegui, el actor que encabeza el movimiento Viva México.

“Esos son los perfiles que necesitamos por claridad de ideas y gente de bien. Son de estas personas que digo que existen y que todos estos esfuerzos de nada sirven si lo estamos haciendo de manera aislada. Hoy tenemos que unir estos esfuerzos, estos perfiles y obviamente si nos unimos van a temblar los progres, porque ahora sí nos van a ver unidos y van a ver una fuerza real en esta representación”.

La exdiputada de Querétaro urge a crear esta fuerza de la “verdadera derecha”, porque así como la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) avaló el aborto, López Obrador puede seguir actuando de manera autoritaria: “Si no ponemos un alto, el día de mañana estaríamos viviendo, como ya lo estamos viviendo, en una dictadura”.

Fernández, de Sublevados, coincide en que México va hacia el comunismo, como lo demuestra que el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, haya sido orador en la ceremonia de Independencia de México:

“Claramente sí llegó el comunismo al país. Literalmente el vocero del Grito fue Díaz-Canel. ¡Es un hecho! ¡Claro que ellos quieren traer el comunismo y obviamente a esa agenda jamás la vamos a apoyar!”

Según Fernández, en México están dadas las condiciones para generar una fuerza política de ultraderecha capaz de ganar el poder. “Estadísticamente hablando, si mañana sacamos un partido político nacional, cosa que no podemos hacer por esta restricción legal, claramente la gente lo va a votar”.

¿Es realista que, a la manera del Tea Party, pueda llegar al 2025 con fuerza para ser partido?

—Voy a dar el ejemplo de Santiago Abascal: Empezó haciendo política arriba de un cajón de madera, literalmente, y con un altavoz en la calle. Esa foto es famosísima. Y creció su movimiento que ahorita es la tercera fuerza política en España y donde está obligando al PP y al PSOE a negociar con él la conformación de un gobierno nacional. Esa es nuestra gran inspiración.

Y la otra claramente, y por eso nos hemos ganado el epíteto de trumpistas de tinaco, vemos cómo un hombre, cómo un outsider como Donald Trump, en el que nadie creía que iba a ganar ni siquiera la candidatura del Partido Republicano, ganó la candidatura y luego le ganó a Hillary Clinton. Perdón por el mexicanismo, pero le rompió la madre a todo el establishment. Nosotros queremos hacer exactamente lo mismo”.

Según Fernández, Sublevados es un movimiento amplio que no es de élites, sino una “derecha popular” ajena inclusive a organizaciones confesionales como El Yunque.

“Los de El Yunque lucran con la fe católica y se llaman derecha conservadora, pero en la práctica no lo son. No lograron evitar, por ejemplo, que con Vicente Fox, Julio Frenk publicara la Norma Oficial sobre la píldora del día siguiente. No les importó, porque lo que les importa es ganar espacios de poder, ganar nómina y ganar una estructura. Llegado el momento de gobernar, se les olvidan los principios”.

Acota: “Por eso, con todo lo que nosotros podemos odiar, políticamente hablando, a la izquierda progresista, sí le reconocemos una cosa: Cuando llega la izquierda progresista al poder, gobierna con sus principios”.

Y añade: “Reconocemos más honestidad en la izquierda progresista real, auténtica, que en la izquierda socialdemócrata hipócrita o los partidos de centro derecha y la derechita cobarde como el PAN, que ganan con la derecha y gobiernan con la izquierda”.

Y rubrica: Es hora de que la “derecha dura” dé la batalla cultural contra la izquierda: “Hoy en día, la derecha conservadora somos la verdadera revolución y la izquierda progresista es el establishment. Nosotros somos la rebelión frente a este pensamiento hegemónico de la izquierda progresista”.

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