¿Y por qué la histeria?

Sergio Gómez Montero / Isegoría
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el cielo opaco nublase de coágulos
de tinieblas los viejos clamores
del tiempo caen sobre las exequias
Ch. Manon: “Poema”.

Para don Raúl Vera López, siempre atento a las luchas del pueblo.

¿Por qué la persistencia de los gritos y los desfiguros de los cabilderos de siempre, obsesionados por el ataque simplón de siempre del “tírenle al negro”, sin tomar en consideración que así aumentan cada vez más los índices de popularidad de AMLO, quien para ellos se ha convertido en una obsesión? Las figuras de siempre –Krauze, Aguilar Camín, Woldenberg, Sarukhán, etcétera-- claman y patalean, sabiendo de antemano que no van a lograr nada, pues los proyectos de la 4T están allí, para quedarse, y que ello en nada afecta la vacunación masiva de la población del país, una vez que los biológicos estén disponibles; es decir, una vez que los laboratorios los liberen, como sucederá durante estos días.

Que al presidente, en las mañaneras, le gusta solazarse con ese tipo de reclamos,  pues muy su gusto, la verdad, él sabrá por qué los provoca (aunque es obvio: reclamos de esa naturaleza inocua aumentan su popularidad, como se ha demostrado una y otra vez), pero la pobre historia se ha repetido tantas veces, que comienza a cansar, como si la política fuese la  misma aburrición de siempre, más aún hoy, cuando previo a las elecciones, los de siempre buscan desplazar a como dé lugar a la aplanadora que es hoy y será mañana el trabuco legislativo que domina al poder correspondiente de la nación, no con el afán de generar leyes diferentes a las que hoy se procesan, sino sólo con el afán insano de ocupar un puesto que les reditúe los beneficios económicos que hoy, otros diferentes a ellos, disfrutan, y lograr así que sus gritos e inútiles alharacas conmuevan el poder popular que hoy sostiene a AMLO y a la 4T. ¡Triste espectáculo electoral nos espera!

Nada relevante sucederá, pues, en junio de este año; lo largamente anunciado se va a registrar: con una votación no estruendosa, pues no divirtieron sus actores, se volverá a confirmar el triunfo mayoritario de las fuerzas que se alinean con el régimen y así seguirá adelante el populismo revisionista que hoy gobierna.

Esa continuidad sin grandes cambios, ¿qué presagia?, ¿que el país seguirá igual, sujeto a los dichos y haceres de un hombre que hoy, con su sola presencia mañanera es capaz de conducir sin grandes aspavientos a un país que mal que bien se debate en los sinsabores de una enfermedad mundial? Sí, controladas las fuerzas políticas que le dan vida –una derecha histérica y una supuesta izquierda sometida– el problema no son los poco menos de cuatro años restantes de la 4T, sino ¿y luego que vendrá? A esa pregunta, ya desde ahora, debe estar contestando una izquierda, debilitada y todo hoy, pero que si dentro de cuatro años no ha despertado, entonces sí puede que el poder escape de sus manos, con todo y la existencia de la ridiculez de derecha que hoy existe.

Ni modo, así es el juego electoral burgués.

Posdata. Tengo, por razones de salud –dice el médico que me atiende–, que suspender mis colaboraciones no sé por cuánto tiempo. Cuando pueda, si puedo, estaré de nuevo pensando y tecleando. Nos estamos viendo.

 

 

Recuperación del Estado

Sergio Gómez Montero / Isegoría
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en la novela que escribo las flores crecen lentas
y un niño gatea sobre ellas
            las devora

Garma Estrella: “Mi personaje principal”.

De entre las ocho tareas –tibias, nada radicales– que la ONU propone a los países de América Latina y el Caribe para salir de la grave crisis social en la que los sumió la pandemia actual, se intuye que de nuevo, sin Estado, los objetivos planteados para el 2030 muy difícilmente se podrán ni siquiera rasguñar; la fase de decaimiento social en que se encuentran estos países –incluidos entre ellos el nuestro–, después de la enfermedad universal, es en realidad muy alarmante, con base en los indicadores de desarrollo capitalista en los que basa sus estimaciones el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, y que, por otro lado, sin Estado fuerte muy poco se podrá hacer.

¿Qué tanto entre nosotros se tiene conciencia de ello? De las ocho medidas de gobernanza que propone el PNUD para enfrentar la dura crisis social, en una publicación de este año (América Latina y el Caribe: Gobernanza efectiva, más allá de la recuperación), se intuye claramente que sin Estado –sólido, bien establecido, capaz– será virtualmente imposible superar los obstáculos que ya tienen encima nuestros países, comenzando, para poner un ejemplo, por la vacunación masiva, después del agandalle que de las vacunas han hecho los países capitalistas económicamente poderosos, pasándose por alto el principio de equidad por el que había clamado precisamente el máximo organismo internacional, la ONU, mostrando así la debilidad de los organismos multilaterales para equilibrar, en lo mínimo, la injusta situación mundial en que nosotros como especie estamos viviendo. Frente a ello, ¿qué pues queda que no sea fortalecer a los Estados nacionales, para que ellos sean los que se hagan responsables de proteger los derechos de sus respectivas poblaciones y poder acercarse así, un poco, a los objetivos planteados para el 2030?

Eso es lo que en realidad hoy se disputa arduamente entre nosotros en México. En silencio muchas veces, pues ni el Estado lo proclama con voz estentórea ni la oposición, de manera explícita, lo toma como bandera de combate. Así pues, el gobierno avanza con lentitud posicionando al Estado en áreas estratégicas de nuevo –áreas de las cuales había sido desplazado con malas artes–: la salud y la seguridad social, la producción de energéticos (petróleo y luz) y pronto alguna otras, que permitan la resiliencia y el despegue social, asentándose así, por esa vía, con mayor claridad, las diferencias profundas que hay entre la Cuarta Transformación que busca fortalecer la independencia y la autonomía del país, frente a una oposición necia en regresar a los caminos tortuosos del mercantilismo a toda costa y el consumismo envilecedor propiciado por los caminos absurdos y degradantes del crédito plástico que nos consume la vida virtualmente.

Esas son pues, hoy, las diferencias que hay entre quienes nos sentimos partidarios de las propuestas de la 4T y quienes –absurdos, hipócritas, insulsos– claman como buitres en el desierto creyendo que está muerto el régimen que sigue vivito y coleando por todo el territorio nacional.

Seguir fortaleciendo al Estado debe seguir siendo tarea de todos los días.

 

 

La vida política diaria

Sergio Gómez Montero / Isegoría
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el miedo
el amor
las vicisitudes
del pavor
H. Bellinghausen: “Hermanas”.

¿Cómo se está desarrollando hoy en México la vida diaria de la política? Por un lado, lo que más destaca es la pobreza de la misma, agobiada por unos afanes electorales que la tienen sumida en hoyos de inmoralidad e intrascendencia muy profundos y que afectan, indistintamente, a todos los partidos políticos (las candidaturas de Nuevo León, San Luis Potosí, Chihuahua, Baja California, Guerrero y etcétera, son todas de dar pena ajena). Por otro, no se vislumbra cómo, en un relativo corto plazo, el panorama podrá cambiar para bien. Eso, lo lleva a uno a cuestionarse seriamente: ¿habrá, algún día, la posibilidad de vivir una vida política distinta a la pobremente electoral que hoy se vive?

A nosotros, ahora, en términos geopolíticos pareciera que no nos afecta mucho lo que acaba de suceder en Wall Street en donde, bajita la mano, se demostró que con sus mismas reglas del juego, el capital financiero puede sufrir golpes inesperados, propiciados por quienes en 2011 manifestaban su descontento en las calles de Nueva York y hoy, desde sus intrascendentes oficinas de la urbe de hierro, con las mismas armas del mercado accionario, propiciaron duros golpes a todo el sistema financiero de la Bolsa de Valores de Nueva York, quien no supo ni por dónde le llegaron los mandarriazos, opacando con ello, relativamente, a lo que acaba de suceder en Andorra y no termina de pasar con las reformas pendientes del outsourcing y el Banco del México, que tarde que temprano generarán ajustes a la vida social toda del país y desde luego que a la vida política que, ante tales cambios económicos, se tendrá que modificar necesariamente, pues, de nueva cuenta, uno se da cuenta que toda la vida diaria de la nación encuentra su sustento precisamente en lo que sucede en la economía, toda vez que la transición que le da vida a la 4T tiene sustento casi total en los indicadores de “desarrollo” que son propios de las economías capitalistas y si éstos se desequilibran los agoreros del desastre comienzan a clamar como plañideras en duelo, anunciando una derrota catastrófica en lo político para quienes en junio estarán defendiendo los colores de Morena.

Así de complejo está pues hoy, el panorama político del país.

No, es cierto, como sea, de ninguna manera está sencillo para la 4T darle una respuesta adecuada, en lo político, a la situación actual del país. Mucho menos, cuando quien dirige a Morena es un político novato, que pareciera andar dando palos de ciego en un ambiente tan cargado de amenazas, poniendo cada vez más en vilo la situación electoral que se vive y cuyos resultados, si se sigue por el mismo camino, no serán favorables para Morena, en junio, a la hora de la votación. ¿Habrá tiempo de meterle refuerzos a Delgado; podrán hacer algo Ebrard y Monreal al respecto?

O se trabaja en serio para que las cosas cambien o los resultados electorales que se obtengan en junio nos pondrán a llorar a todos.

 

 

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