La feria de la prensa derechista: ¡Tírenle al negro!
Marcos Leonel Posadas / Tribuna Comunista
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Gran parte de los medios de comunicación se dedican a un antiguo pasatiempo que era usual en las ferias callejeras de mi barrio natal: ¡Tírenle al negro! La diana de sus campañas de prensa nuevamente la concentra Andrés Manuel López Obrador. Pero ya no es solo aquel viejo juego de discriminación y pésimo gusto, ahora es ejercicio de creciente y destructiva politiquería, del desinformar por sistema, difundir bulos y cultivar el enfrentamiento político polarizado. Esas campañas dan un fuerte tono de choque y rebajan más el pobre debate político.
No es primera vez. Tal conducta de los medios de comunicación, propiedad de muy pocos personajes, dio coberturas al fraude electoral que impuso a Felipe Calderón en 2006, y a los desmanes ilegales en la elección de Enrique Peña. Los medios modernizaron su tecnología pero continúan hundidos en su tradición de ser poco veraces y corruptos. Las campañas políticas de los más poderosos medios de prensa han sido recurrentes y repetitivas, su novedad de hoy es ser más intensas, complementan y en cierta medida sustituyen a los partidos en crisis existencial.
Claro que hay prensa y periodistas de buena factura, profesionales y honestos, estas notas no se refieren a ellos. Pero hoy por hoy predomina un negativo papel de los medios, sus campañas son corrosiva punta de lanza de la reacción política y la derecha social; son recursos útiles a los intereses de la élite económica.
Frente a esas campañas mediáticas se ubican las diarias conferencias de prensa del presidente. Las mañaneras son singular ejercicio de información para todos, su estilo es sencillo, directo, sirve para enterar a la mayoría de la población de las políticas y actos de gobierno, y con respuestas a botepronto a lo planteado por los periodistas. Desde luego que tienen el estilo de AMLO, modo que disgusta a muchos por lo reiterativo de sus temas y expresiones que con frecuencia suenan a pleito. Pero AMLO y su gobierno son parte de una muy fuerte pugna política, no debe ni puede ser neutral.
Las mañaneras son parte de la lucha política que vive el país, la cual es cruda y brutal, no podría ser de otro modo pues expresa el choque de proyectos distintos en un contexto de una sociedad herida y dividida por el explotador y corruptor sistema capitalista –contra el cual no están el gobierno ni su jefe que busca que el capitalismo mexicano funcione mejor, ahí está la causa de fondo de las principales discrepancias que tenemos con él–. Pero es lucha muy importante, trata de desmontar mecanismos de saqueo de recursos públicos forjados por el PRIAN y sus patrocinadores.
Lo que el presidente informa, explica o reprueba cada día a hora temprana, tiene inmediata respuesta de descalificación. Vea: este viernes por la mañana, AMLO anunció que propone a Rosa Isela Rodríguez en el gabinete, en pocos minutos Gustavo de Hoyos –de Coparmex– devalúa tan importante decisión y su posición encontró buen espacio en los medios, y así comienza un desfile de comentaristas detractores.
En cada tema que AMLO aborda es acompañado de inmediato por toda clase de notas y comentarios que dan contenido a la campaña mediática, se repiten día y noche. Son muy variados los personajes y los niveles de las opiniones, pero les iguala el rechazo, sea superficial o rebuscado, es frecuente que tergiversen o que especulen chabacanamente con lo que AMLO dice. No buscan entender ni construir puentes sino descalificar y magnificar los ataques. La nación padece graves problemas cuya solución requiere criterios y esfuerzos concurrentes, hay mucho en juego y en la incertidumbre, sin embargo las fobias de los adversarios de AMLO y su gobierno les nubla la razón y el compartir esas necesidades.
El gobierno actual se mide ante cuestiones complicadas que vienen de antes, como la crisis política y la descomposición moral del viejo régimen autoritario, corrupto y simulador; como el prolongado estancamiento económico que concentró la riqueza e hizo crecer la desigualdad y la miseria; como el injusto y deficiente sistema de impuestos; como la inseguridad y baños de sangre por el crimen organizado y la ineficacia para detenerlos; hay más calamidades y todo va en camino de agudizarse por la inevitable e inminente crisis económica mundial y el mortífero azote del covid-19.
Ante problemas tan dañinos y de tan grande magnitud es cuesta arriba tener éxito, sin embargo, desde los medios muchos mensajes parecen solazarse en las dificultades del gobierno y traslucen deseos de que todo sea peor para cargarlo a la cuenta de la 4T.
El presidente llama a una gran transformación de la sociedad, pero “los cien compromisos” no bastan para definirla; en su actitud se advierte la visión del buen cristiano; sus medidas de gobierno dudosamente sirven para llevarnos a “una sociedad de bienestar”; la 4T sigue como hoja por escribir, es materia de análisis político colectivo, es un pendiente. Andrés Manuel tiene aceptación de la mayoría de la población, pero sin partido estructurado y que funcione. Morena no cumple y Andrés Manuel no convoca a sus fuerzas; sin movilización social no habrá transformación. El presidente tiene un gabinete de administradores que no forma un equipo político consistente.
Los riesgos de la situación son reales y numerosos, eso es aprovechado por las campañas de las derechas a través de los medios de comunicación, desorientar a la población, desgastar al jefe del Ejecutivo, es lo que se ve detrás del ¡Tírenle al negro!
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