II Informe, entre aportes, dudas y persecuciones

Teresa Gil / Libros de ayer y hoy
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El Segundo Informe de este gobierno, llegó en medio de la alharaca cameral. Las ambiciones partidistas desbordadas. Dar informes, ha sido una de las facetas reiteradas de este gobierno, que rebasa incluso su creación, la mañanera, con declaraciones y conferencias extras, mensajes escritos y divulgación de algunas entrevistas importantes. El hecho es una modalidad valiosa, aunque a veces abrumadora sobre todo para un sector de la prensa que en buena parte estuvo sujeta al boletín. No obstante el del primero de septiembre es un informe que entra en la norma, un poco ilógico pese a la argumentación legal, porque el informe debería de ser anual. Con esa disposición quedaban fuera de estos informes los últimos tres meses del sexenio, aunque en este caso por lo dicho antes, no quedarán. Desde hace varios días, el gobierno de la Cuarta Transformación ha estado adelantando datos, algunos reiterados en la mañanera, pero el informe propiamente dicho tiene formalidad ¿Cuál será la repuesta de una oposición  beligerante que en buena parte ha obstaculizado ciertos proyectos y ha hecho jiras con argumentos, otros? Se preparó una avalancha y se puede ver en cartones agresivos, crónicas y artículos que desestiman todo lo hecho. Las fuerzas que apoyan  reconocen avances, ponen énfasis en algunas carencias y demandas y en general hay un enfoque en el caso crucial que nos afecta: la pandemia.

La presión ciudadana por soluciones; el caso de los desaparecidos

Pese a avances importantes, el Informe de Gobierno tiene que reflejar las graves circunstancias que vive México en lo económico, los efectos de la corrupción y la inseguridad. En las ofertas de campaña, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), debió de haber insistido que había que darle tiempo al tiempo. Esperanzada, la gente se desbocó y desde antes de la toma de posesión, ya quería resueltos sus problemas. También debió haber aclarado con más asiduidad, el estado de las arcas, el destino de los presupuestos y el avance lento en ciertos problemas cruciales. En ese caso están los desaparecidos. Aunque se sabe a veces quienes  los desaparecieron, y que muchos casos son forzados, se trata de personas que desaparecieron hace décadas, no se sabe dónde, en qué lugar y en qué momento. El desinterés de las anteriores administraciones, la desaparición de pruebas ante la complicidad y la tortura, son situaciones que obstaculizan los avances, crean conflictos de tiempo y se suman a otros como el de los 43 normalistas, que avanza también con lentitud, aunque ya hay pistas. En esas circunstancias hay muchos casos heredados y pocos atendidos con anterioridad, que le causan problemas de presión  a este gobierno al que se le atraviesan a diario nuevas demandas. Por otro lado, enclavado sorpresivamente, como todo mundo, en la pandemia, la atención económica y de actividad han tenido, a quererlo o no, cierto cambio. A eso se añade la incomprensión de quienes atacan diariamente, en busca de recuperar lo que perdieron.

El hombre que ha sobrevivido a las adversidades y se levanta

“Siempre he salido ileso de la calumnia”, sostuvo recientemente AMLO, ante la avalancha que se le vino encima por un video en el que aparece su hermano Pío. A lo largo de dos décadas, la batahola opositora se le ha echado encima también y ahora, en la Presidencia, con  más razón. Hay un odio constante expresado de la manera más directa de parte de Vicente Fox  en su momento y después y ahora por Felipe Calderón. El odio no parece ser para aquel joven de origen rural que se acercó al único poder que podía ayudarlo, el PRI. Hay en el fondo algo que aparte de  visceral, es ideológico. Hacia alguien que según ellos representa un peligro para las estructuras en las que ellos han estado y Calderón quiere seguir estando.  En la historia moderna hay varios políticos que han sobrevivido a las contingencias igual que AMLO y un día le acertaron al clavo. Ejemplo son Lula da Silva  expresidente de Brasil que intentó dos veces llegar a la Presidencia antes de lograrlo y  en las mismas circunstancias Francois Mitterrand, expresidente de Francia ya fallecido. AMLO lo intentó dos veces, antes de conseguir el triunfo. Miguel Bonasso, el periodista y escritor argentino, disecciona en  una larga novela, el caso de un tipo que fue librando muchos avatares en distintos frentes y que con su ingenio, la ayuda ajena y la buena suerte, logra sobrevivir para crear la vida serena que había soñado. Es su novela El hombre que sabía morir (Grijalbo 2017), el banquero AaronAryGolberg logra salvarse de un destino fatal en medio de notables encrucijadas. La novela es un  compendio muy bien llevado, de recuerdos de todos esos hechos que vivimos desde mediados de los setenta del siglo pasado a la fecha, la Cuba de Fidel, los Montoneros argentinos, los satánicos, la CIA en pos de destruir el socialismo cubano, la policía corrupta de aquel México y sus jefes enseñoreados con el poder y  la delincuencia organizada de la época, viviendo el mundo corrupto de la política mexicana. Novela impactante, terrible en ciertos momentos, descarnada cuando exhibe lo que puede llegar a ser el humano. Se dan en esos rubros la traición pero también la solidaridad y se manifiesta la lucha que aún sigue entre el socialismo cubano y Estados Unidos, en un juego de habilidades entre la izquierda y la derecha representadas por Cuba y el país del norte, con otros protagonistas en aquel entonces.

 

 

Calderón acorralado; Lozoya denuncia a Peña Nieto

Teresa Gil / Libros de ayer y hoy
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No hay fecha que no se cumpla, Emilio Lozoya Austin mencionó por sus nombres a Enrique Peña Nieto y a Luis Videgaray, como los que le ordenaron entregar los sobornos de Odebrecht a asesores extranjeros para la campaña presidencial del primero.  Felipe Calderón Hinojosa por su parte, podría ser el primer expresidente mexicano en ir a la cárcel. Aunque en etapas y circunstancias diferentes,  compartiría  el honor de la primacía con Richard Nixon, quien cumplió el pasado 9 de agosto, 46 años de ser el primer presidente de Estados Unidos en ser obligado a renunciar. La corrupción y otros delitos si los hermanan totalmente. Claro que el mundo tiene casos elevados y Latinoamérica ha aportado a la causa muchos de ellos, pero el caso de México es paradigmático. El afiance de un  sistema de tantas décadas sirvió de escudo para evitar la penetración en los desmanes que todos compartían. Ni a Gustavo Díaz Ordaz se le pudo cargar legalmente el 68 y a Luis Echeverría tribunales empapados de la lealtad priista lo dejaron libre por ese caso y por el del 10 de junio. Con los gobernadores ha sido diferente y algunos de esos federalistas que tienen cola que les pisen y ahora se burlan y ponen condiciones, terminarán como los 16, según conteos hasta 2017, que han tropezado en el camino. De aquellos, uno que se ha defendido mucho, el exgobernador de Tamaulipas Eugenio Hernández Flores, perdió en estos días el amparo para no ser extraditado a Estados Unidos por fraude bancario. De los gobernadores en estas crónicas hemos mencionado varias veces el libro ¡Cayeron! (Editorial Calypso, México, DF, 1979), del escritor y periodista Carlos Moncada Ochoa, que incluye 67 gobernadores que cayeron, de muchas maneras, de 1929 a 1979.

La madeja se va deshilando: Lozoya se fue contra Peña y Videgaray

De allende el sur nos llegan noticias de un Fujimori aún en la cárcel y de un Alán García que se suicidó cuando pasaba trance similar. Lula da Silva pagó el despecho de sus enemigos ante una popularidad que lo lanzaba de nuevo a una presidencia que le impidieron con la cárcel. Lo más reciente es lo de Álvaro Uribe por lo pronto en cárcel domiciliaria en Bogotá. Enemigos de derecha no cesan contra Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador. La mayoría son ex como Calderón, Enrique Peña Nieto y Vicente Fox los más señalados en México, pero hay vivitos y coleando como el derechista Jair Bolsonaro en Brasil, al que cercan con demandas del pueblo. Si se revisa la historia de México, de los pocos que pisaron la cárcel, están Anastasio Bustamante acusado del asesinato de Vicente Guerrero junto con el escritor de derecha Lucas Alamán a quien podría considerarse un expresidente ya que fue parte de un breve triunvirato. En el siglo pasado los cuatro enjuiciados no fueron  ex aunque de alguna manera podrían considerarse. Porfirio Díaz renunció el 25 de mayo de 1911, previo acuerdo que se firmó un año antes. Salió del país huyendo seis días después de su renuncia. La dictadura que encabezó por casi 30 años, tipificó muchos delitos, entre ellos la corrupción. A Francisco I. Madero lo metieron a la cárcel y lo obligaron a renunciar el 19 de febrero de 1913 y el 22 de ese mes lo asesinaron junto con su vicepresidente José María Pino Suárez. El tercer renunciante fue el golpista Victoriano Huerta que renunció a presión de Venustiano Carranza que planteaba regresar al cauce legal, el  15 de julio de 1914.  Casi ocho años después el 5 de febrero de 1932, fue obligado a renunciar por inepto, con  el Congreso en contra, el presidente impuesto por Plutarco Elías Calles, el michoacano Pascual Ortiz Rubio. La historia no se detiene y alguno de los ex que ahora se mencionan en México, tendrán que caer... pero en la cárcel.

Fecal se aferra a su nuevo partido para librarse; se desconfía del INE

El avance de las investigaciones contra Genaro García Luna, rodea también al que fue presidente de 2006 a 2012. Muy diferente es su situación de aquel evento, cuando avalado por el Instituto Federal Electoral (IFE) se le declaró presidente electo.  Luis Carlos Ugalde Ramírez entonces presidente de ese instituto avaló una elección llena de irregularidades y con un resultado final absurdo que vieron millones de mexicanos, detenidos todos los votos de AMLO sorpresivamente para dar cabida a los de Calderón. Pese a ello lo único que pudieron fue crear una ventaja irrisoria, ridícula, para conjurar el fraude y con un voto les hubiera bastado para empoderarse. Ugalde en esta época da asesorías sobre democracia y cuestiones electorales. No se sabe si alguien le creerá. Ahora que Calderón busca registrar su nuevo partido, se desconfía del INE más en circunstancias de despego con el actual gobierno y las críticas por el desorbitado aumento de 37 por ciento al gasto de partidos. El libro Todos los hombres del presidente (Libros Lince, 2017) en el que se cuenta la historia que llevó al Watergate, fue escrito en 1974 y precisamente el mismo año, el  9 de agosto, Richard Nixon  fue presionado a renunciar. El libro no cuenta  los detalles posteriores del juicio al presidente, pero la película que hizo Alán  Pakula en 1976 que lleva el mismo nombre, relata la historia tal como la vieron los reporteros Bob Woodward y Carl Bernstein del Washington Post, desde 1972. Esa película tuvo como protagonistas a Dustin Hoffman y a Robert Redford. La renuncia de Nixon lo convirtió en el primer presidente de la historia de Estados Unidos obligado a renunciar por corrupción. Por lo mismo podría ser procesado Fecal, aunque ya no sea presidente y tener el honor muy cuestionable de ser el primer expresidente de caer en la cárcel.

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