¿Vienen quiebres en Morena?

Jorge Meléndez Preciado
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.    @jamelendez44

Al segundo intento quedó instalada en la presidencia de la Cámara de Diputados, la priista Dulce María Sauri, exgobernadora de Yucatán. En el primero el asunto fracasó no obstante la directriz de López Obrador de honrar la democracia y no pasarse de vivillos.

Con todo, la segunda vez la señora obtuvo 313 votos a favor, 123 en contra y 21 abstenciones, lo que muestra cuando menos dos cosas: muchos inconformes: 146 no acataron las órdenes y el liderazgo de Mario Delgado entre esos legisladores no es muy sólido, más bien se tambalea.

            Y esto último abre una serie de dudas acerca de quién será el nuevo líder de Morena, algo que tiene gran importancia para las elecciones por venir y el futuro de la organización.

Según algunas encuestas, a pesar de todos los descalabros de Andrés Manuel y las dificultades internas en el partido en el poder, las preferencias ciudadanas están con Morena en 43 por ciento, las del PAN en 21 y las del PRI en 20. Descuente a los otros conocidos y los nuevos agrupamientos, desde México Libre hasta el nuevo PES.

En las 15 gubernaturas en juego, el PAN tiene seguro Querétaro y en los otros casos las preferencias son para los que siguen a Andrés Manuel, y van de ocho a 14. Donde la situación es más compleja, en Nuevo León. Pero ya sabemos que, si hay chapulines en San Lázaro, en las entidades que están en juego las cosas son más de grillos que se avienen a todo, con tal de manejar presupuestos.

En una reciente sondeo encontramos números bastante nuevos y atractivos para la dirigencia de los morenos: Mario Delgado puntea con 41.9 por ciento, seguido, extrañamente, por un nuevo aspirante, Gibrán Ramírez Reyes, con 24 por ciento; la ya muy demeritada, Yeidckol Polenvsky, 19.8 por ciento, y al último el siempre declarativo, aunque poco eficaz alfil de Ricardo Monreal, Alejandro Rojas Díaz Durán, con 14.2 por ciento.

Por cierto, alguien aceleró a Porfirio Muñoz Ledo, de último momento. Y él, como siempre, se deja querer.

Ya no aparece la respetable Bertha Luján, quien seguramente se dio cuenta que la tenebra política es más complicada que hacer leyes y ponerlas en operación.

Los datos, según la empresa que los levantó, tienen importancia porque el 64 por ciento de los encuestados votaron en 2018 por quien ganó los comicios en gran parte de la nación.

Sabemos que la elección será por una encuesta realizada través del INE, aunque en ella pueden votar muchos que ni siquiera tienen su preferencia y corazón por la agrupación que organizó y lanzó AMLO. Pero no hay de otra y así están las cosas.

Todo puede ocurrir, desde que los rijosos grupos se pongan de acuerdo para que gane alguien que lleve a cabo alianzas múltiples hasta que el casi desconocido Gibrán de la sorpresa y tengamos un joven líder, pasando porque todo termine en un desgarriate y vengan fracturas hondas, lo que presagiará otro PRD, donde la disputa acabó con todo.

Ramírez Reyes se presenta como oaxaqueño, que vive en Iztapalapa; activista desde los 15 años; participó en contra del desafuero. Conoció a López Obrador y al doctor en ciencias políticas le encargaron tareas en asuntos internacionales (video de Roberto Sánchez).

Hizo estudios en El Colegio de México. Dice que el ingrediente ético es lo que logrará soldar la estructura para cambiar el país. Y que aspira a dirigir Morena con un proyecto claro que presentó y para que exista un camino largo, pues si desde ahora no se sientan las bases de un diferente esquema, cuando deje el Ejecutivo López Obrador no tendrán millones de pobres cómo organizarse.

Para ver más acerca de este muchacho que dice, correctamente, que México es un país de habitantes con promedio de 29 años y los políticos actuales son más veteranos y no saben cómo acercarse y afiliar a los chavos, podrían leer su artículo semanal en el periódico Milenio del 31 de agosto.

Así pues, me parece que la disputa será entre el hoy disminuido Mario Delgado, aunque apoyado por su padrino Marcelo Ebrard, y esta nueva cara: Gibrán Ramírez Reyes. Aunque no descarte a Porfirio, el sorpresivo.

El resultado será decisivo para un Morena disminuido últimamente por los accidentes en el camino obradorista.

 

 

Ruptura de gobernadores y dinero fácil

Jorge Meléndez Preciado
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Ya se anunciaba desde la reunión de la Confederación Nacional de Gobernadores (Conago) con Andrés Manuel López Obrador y su gabinete, el pasado 21 de agosto en San Luis Potosí, cuyo gobernador Juan Manuel Carreras es el dirigente de esa organización: la ruptura de esa agrupación era inminente.

Y en el reciente encuentro en Chihuahua, encabezado por Javier Corral, 10 mandatarios le dijeron adiós a la Conago, aunque sólo asistieron nueve, y no se explica si el ausente, Martín Orozco, del PAN, votó por internet, teléfono o zoom. Pero las portadas de la mayoría de los impresos del 8 de septiembre dan la noticia sin explicar mayores detalles de este último caso.

Es cierto que López Obrador ha sido renuente a encontrarse con los diferentes mandatarios. Sólo cuando planea sus giras, donde en ocasiones usa cubreboca y en otras no. Pero en San Luis Potosí instó a que Arturo Herrera les ofreciera créditos blandos de la banca de desarrollo; revisar el pacto fiscal; habló de mayores apoyos a la salud y el combate al covid-19; ofreció auxilio en obras de infraestructura y revisar inversiones en política energética y una mayor relación con Olga Sánchez Cordero, la no muy eficaz responsable política.

Nada tuvo ningún resultado, ya que la decisión estaba tomada, pues los que han sangrado, endeudado a sus entidades y reprimido a la población a propósito de la inseguridad y la pandemia querían un regreso a lo que fue esa organización: apoyos desmedidos del gobierno federal y ausencia de supervisiones a los préstamos que adquieren los reyes estatales.

No hay que olvidar que la Conago se formó entre mediados de 2001 y de 2002, en época de Vicente Fox. En el sexenio de la aparente transición, había 20 gobernadores priistas y las Cámaras de Diputados y Senadores eran controladas por un dúo, que se turnaba, pero hacía negocios al por mayor y protegía a todos los tricolores: Manlio Fabio Beltrones (considerado entonces como el vicepresidente por su frecuencia que iba a Los Pinos) y Emilio Gamboa Patrón, quien incluso llamó “papá” a un empresario mezclillero y pederasta a quien le cumplía sus deseos, el poblano Kamel Nacif.

Arca con recursos casi ilimitados, de 2001 a 2012, durante Fox y Calderón se obtuvieron 7 billones, 753 mil millones de pesos por recursos petroleros (García Soto, El Universal, 8 de agosto), la gran mayoría de ellos se fueron en obras de relumbrón, viajes por el mundo de los gobernadores que decían traerían inversiones de oriente como reyes magos y apoyos a sus cuates. La riqueza de la nación se dilapidó sin que la pobreza fuera disminuyendo.

La fórmula fue la misma con Peña Nieto, ya que éste necesitaba el apoyo para sus famosas reformas estratégicas, las cuales no sólo resultaron un fracaso sino incluso endeudaron al país. Tanto que ahora debemos 11 billones de dólares (en la época de Ernesto Zedillo eran tres) y pagaremos este año 723 mil 833 millones de pesos por intereses y una parte pequeña de la deuda externa (Enrique Galván, Aristegui Noticias). Es decir, se acabaron en tres sexenios la riqueza del país y otra parte la concesionaron a empresas extranjeras.

No hay que olvidar, también, que con Enrique gobernadores como Humberto Moreira, Javier Duarte, César Duarte y otros hicieron lo que antes dejaron como herencia, Andrés Granier en Tabasco y Mario Marín en Puebla, entre otros: simulación, obras inconclusas y mayor endeudamiento.

Por cierto, ocho de 15 estados que irán a elecciones en 2021, tienen una deuda externa inmanejable. Entre ellos Colima, Chihuahua, San Luis Potosí y otros que están entre los diez rebeldes.

Y tienen como posibilidad estos miembros de una supuesta alternativa: recortar sus gastos, aumentar impuestos (acciones casi suicidas en momentos electorales) o reestructurar su deuda, lo que hace lamerse los bigotes a Pedro Aspe y Luis Videgaray, quienes han sido antes con Protego, después con Evercore y ahora con Glisco, las financieras que han dado lana a largo plazo, aunque haciendo que los presupuestos estatales sean cobrados por estas saqueadoras de los países.

Recuérdese que Rafael Moreno Valle dejó su entidad endeudada al máximo. Algo que empezó Rubén Moreira, en Coahuila, el cual de varias decenas de millones de dólares alcanzó la cifra de 60 mil millones de billetes verdes.

Es curioso que en el grupo rupturista no estén los panistas: Francisco Domínguez, de Querétaro; Carlos Joaquín, de Quintana Roo; Carlos Mendoza, de Baja California y Mauricio Vila, de Yucatán. Aunque son parte de los Gobernadores de Acción Nacional (Goan).

La acción ocurre, precisamente, antes de que se dé a conocer un presupuesto ultra austero, del que comentaremos próximamente.

 

 

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