Coronavirus detiene el crecimiento mundial

José Luis Ortiz Santillán
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El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró el miércoles 11 que la epidemia del Coronavirus había contaminado ya a más de 110 mil personas en el mundo; por lo cual, había pasado a convertirse en una pandemia. Después de su comunicado, los mercados financieros volvieron a desplomarse y los precios de las materias primas se deprimieron, llevando los precios del petróleo cerca de los 30 dólares por barril y provocando que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pasara a la ofensiva.

En un hecho sin precedentes, el presidente Trump mandó cerrar sus fronteras durante un mes, prohibiendo a los viajeros extranjeros procedentes de Europa, excepto el Reino Unido, llegar a su país. De esta forma, Estados Unidos replicaban lo que ya habían hecho China, con la finalidad retrasar la propagación del coronavirus en su territorio.

Aunque nadie sabe a ciencia cierta la efectividad de la medida, el pánico se instaló en el mundo con esa decisión y otros países, como Colombia y El Salvador, siguieron su ejemplo. La OMS, después de admitir que el mundo se enfrentaba a una pandemia, señaló que tales medidas de aislamiento internacional son obsoletas; pues según los expertos, cerrar las fronteras protege cuando el riesgo es muy grande para evitar la contaminación interna; pero si está cerca, es decir, si el contagio se ha extendido, ya es demasiado tarde.

El presidente Trump respondió con su decisión a los reproches de descuido que ha recibido en los últimos días. No obstante, el mandatario estadunidense ha optado por lo que le parece la mejor manera de manejar la crisis sanitaria sin pensar en sus socios comerciales y en sus vecinos, pasando por alto que con tal medida sólo puede allanar el camino para llevar a la recesión su economía; pues el coronavirus no sólo afecta al sistema de salud, sino también al bienestar de las personal, sus ingresos, y la economía; incluso si un país escapara al contagio, sus externalidades en las cadenas de suministro atrofiadas ya por la parálisis de la economía china, puede provocar, no una recesión, sino una crisis económica.

El Fondo Monetario Internacional ha señalado que, la asistencia financiera de emergencia producto de crisis sanitarias y naturales, en promedio, representa el 20% de las solicitudes de apoyo de los países miembros. Sólo con el Ébola, que devastó partes de África, y Guinea, Liberia y Sierra Leona, que enfrentaron problemas humanitarios y económicos, el FMI proporcionó asistencia de emergencia por más de 378 millones de dólares, lo que representó el 2.3% del PIB de los tres países. En el caso que el coronavirus provocara una recesión, el FMI ha estimado que podría proporcionar hasta un total de 50 mil millones de dólares en financiamiento de emergencia, a fin de dar respuesta a las necesidades de los países emergentes y en desarrollo.

Más allá de la emergencia inmediata, los miembros también pueden solicitar un nuevo préstamo, recurriendo al cofre de guerra del FMI de alrededor de 1 billón de dólares en cuotas y recursos prestados, y los prestatarios actuales pueden completar sus acuerdos de préstamo en curso.

Pero a ciencia cierta, nadie sabe aún cuáles serán los efectos económicos de prohibir los viajes procedentes de Europa por 30 días en Estados Unidos. Sin embargo, los europeos podrían responder de manera recíproca, al igual que otros países, provocando un aislamiento internacional, la detención de encuentros de negocios y de los flujos de mercancías y capitales en el planeta, con consecuencias económicas para todos los países, directas o indirectas.

Por ahora, Europa y sus aerolíneas están en dificultades. Pero no sólo ellas, también las aerolíneas de Estados Unidos, cuyos ciudadanos tienen preferencia por uno u otro continente para iniciar sus viajes internacionales o para ir de vacaciones. La primera consecuencia es que, las aerolíneas estadunidenses, como europeas, se hundieron en Wall Street el jueves 12; empresas como Delta y United Airlines, vieron caer sus acciones en más del 15% y American Airlines en casi 10%; pero antes que se anunciara la medida por el presidente Trump, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, ya estimaba que el coronavirus causaría una pérdida de más de 21 mil millones de dólares, sólo en las aerolíneas estadunidenses.

Algunos datos muestran el impacto económico que 30 días de aislamiento puede traer para la economía estadunidense. La compañía de Cirium, ha calculado que las medidas impuestas por el presidente estadunidense afectarán a más de 17 mil vuelos y provocará que no se vendan cerca de 4.8 millones de boletos. Según la Asociación de Viajes de Estados Unidos, en marzo de 2019, unos 850 mil viajeros de Europa (sin contar los del Reino Unido) ingresaron al territorio estadunidense; los cuales gastaron 3 mil 400 millones de dólares en ese país; mientras que, Tourism Economics calcula una pérdida para la industria de 24 mil millones de dólares; mucho más que las pérdidas de los ataques del 11 de septiembre, afectando a más de 825 mil empleos.

La decisión del presidente Trump pone en riesgo la seguridad sanitaria de México y Canadá. Con medios de comunicación y líneas aéreas que realizan viajes de Europa hacia Canadá y México ¿Quién puede asegurar que los hombres de negocios, estudiantes o turistas, no optarán por usar estos dos países para entrar a Estados Unidos? ¿Con más de mil 300 casos confirmados y 38 muertes, el presidente Trump supone que, cerrando sus fronteras, será suficiente para evitar la propagación del virus? ¿Y los viajeros procedentes del Reino Unido, donde hay ya 458 casos y ocho muertes?

 

 

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