De las mañaneras y sus alcances


Moisés Edwin Barreda
/ Silabario de política
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Mi siempre bien ponderado amigo y colega Eduardo Ibarra Aguirre, editor de Forum en Línea. Con cierto esfuerzo y a reserva de comentar cómo los oligarcas y empresarios corruptos buscan derrocar al primer gobierno del pueblo que tenemos, hoy venzo a la envidia con que me envuelve tu facilidad para escribir oportuna y atinadamente cada día. Lo hago a impulso de tu texto “De las mañaneras y sus alcances”, que exhuma recuerdos profesionales.

http://www.forumenlinea.com/index.php/utopias/733-utopia-2146-de-las-mananeras-y-sus-alcances-5-viii-19

Eres acertado al definir “las mañaneras”, y agrego que van más allá de lo que llamamos ruedas o conferencias de prensa, no tienen precedente en la historia política, sociológica y periodística de México y el mundo y son enlace directo en vivo o diferido, de AMLO con los mexicanos con acceso a la fabulosa internet y muchos más, por la comunicación oral.

Por supuesto que las mañaneras con sus insuficiencias forman parte del desarrollo de la democracia política (…)”, mas no son conquista de los reporteros como escribes, sino evidencia clara e importante de que va en serio la inconmensurable tarea que es la cuarta transformación del país, que marcha salvando los escollos que son los ataques incluso con mendacidad y sandeces, de los oligarcas y sus socios los empresarios en pos del retorno de la pridictadura y su corrupción emparentada con impunidad.

En ellas los reporteros pueden hacer preguntas libremente, pero no pocos son boca de ganso de los propietarios de la prensa vendida, la “prensa fifí”, o cierto merolico del periodismo, quienes a su vez sirven a la oligarquía. Es fácil identificarlas porque son ajenas al tema del día que tratan el presidente o sus colaboradores.

Por cierto, a la notable deficiencia que exhiben como reporteros los que cubren “las mañaneras” suman piel muy delgada y escasez de entendederas, pues se sienten aludidos cuando AMLO califica “fifí” a la prensa vendida que ha sido siempre, porque el periodismo es comercio a la par que satisfactor del derecho popular a la información, pero maneja la información de acuerdo al interés de la oligarquía.

Y sí, tienes razón: se exceden, pues si la respuesta de AMLO no les satisface, llegan al diálogo con el objetivo de que conteste lo conveniente a quien les ordenó qué preguntaran. Esto me recuerda las preguntas inducidas que yo hacía cuando reporteaba o a mis entrevistados.

Recuerdo los gritos estentóreos “¡prensa vendida!” seguidos de amagos y hasta golpes –aun de granaderos– a reporteros que cubríamos las manifestaciones de trabajadores o campesinos o de agrupaciones populares, pese a que dábamos la respuesta correcta: “prensa vendida son los dueños de los medios, no los reporteros”.

Algo más grato por hilarante en tu atinado texto es el decir de Rafael Rodríguez Castañeda: “(…) como director –de Proceso– me siento aludido directamente por las expresiones del presidente (“Proceso no se porta bien” –palabras más o menos–, porque (…) “bajo mi conducción están la línea editorial e informativa de la revista”, como si los periodistas –y los oligarcas– ignoráramos que la línea editorial la trazan los dueños de los medios, los editores, de acuerdo a los intereses del que paga.

Y sí, cualquier lector avezado nota que la línea editorial de Proceso cambió un tanto desde que influye en ella el cuñado del traidor cuyo infame régimen estuvo subordinado a Washington más descarada y vergonzosamente que los precedentes.

Por cuanto a las excepcionales 18 páginas de publicidad oficial en la edición 2230 de Proceso, la editora y su cónyuge, los directivos y los reporteros y los lectores deben dejar de verlas como chayote para que la revista “se porte bien” con el gobierno popular, sino apoyo a su labor crítica. AMLO actúa igual que Benjamín Disraeli cuando primer ministro de la reina Victoria, que aplaudía y estimulaba la crítica de los periódicos a su régimen, pues así lo ayudaban a gobernar bien.

Volvamos a “las mañaneras”  

Durante décadas antes que me iniciara en periodismo en el verano de 1959, de lunes a viernes había conferencias de prensa en Palacio Nacional, pero nunca del presidente. Las daban los secretarios de Estado u otros de sus colaboradores en cualquier estrato de la administración pública. En cuanto salían de su acuerdo con el mandatario, iban a salón contiguo al despacho presidencial donde esperaban los reporteros “de la fuente” y les informaban lo que habían tratado. Los boletines de prensa servían, si acaso, para complementar datos.

Esa práctica fue sepultada definitivamente poco antes del gobierno espurio del gran traidor carlos salinas de gortari (son deliberadas las minúsculas), quien más que ninguno de los presidentes que representaron a la pridictadura, ató a México y su pueblo a los intereses de Washington como personero de las más poderosas corporaciones, y del capital financiero internacional.

Saludos, mi querido compañero Eduardo Ibarra Aguirre. Me honra tu amistad.

 

 

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