La cultura del riesgo de desastre debe partir
desde las bases educativas: S.
Suárez Siritt

* En Tlahuelilpan, Hidalgo, debieron intervenir los bomberos y, en su caso, Protección Civil * Históricamente, la población civil siempre reacciona agresivamente ante autoridades uniformadas que portan armas * Los partidos se favorecen del descontrol urbanístico * Se destina más presupuesto para propaganda política que para tareas de prevención de desastres

Genaro Rodríguez Navarrete
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.    @GNavarrete

Sharlie Suárez Siritt (Maracaibo, Zulia, Venezuela, 1973), especialista en informática, protección civil y administración de desastres, se ha pronunciado por la necesidad de llevar a cabo “una constante y perenne capacitación a los niños y adolescentes, y no sólo a las personas que se interesan en saber sobre gestión de riesgo de desastre.

“Fomentar una enseñanza real desde las bases del conocimiento, como las matemáticas, el lenguaje y el folclore, podría garantizar que en el futuro, la protección civil estaría intrínseca en las vidas de todos y por ende, sería el inicio de generaciones con una verdadera cultura de riesgo”, explicó en entrevista.

Suárez Siritt es licenciado en Administración de Desastres –graduado con los máximos honores– por la Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas (UNEFA) de Venezuela. Es autor del reglamento interno de la Dirección de Protección Civil y Administración de Desastres de la Alcaldía Jesús Enrique Lossada, estado Zulia. Brigadista certificado, ha participado en comités de protección civil y riesgos laborales. Es instructor de diversos cursos de informática y ha trabajado en empresas del sector automotriz. También es un conocedor de la situación que vive México en materia de protección civil y riesgo de desastre.

¿Qué relevancia tiene la protección civil y administración de desastres?

Existe en la actualidad un crecimiento importante de los fenómenos que alteran los nichos o ecosistemas ambientales, así como también, las estructuras sociales y económicas. Sean producidos por agentes antrópicos o naturales, estos deben ser atendidos por especialistas capacitados en la detección, prevención, mitigación y posible actuación derivados de eventos adversos, con el objetivo o propósito firme de minimizar su impacto (pérdida de vidas humanas, destrucción del ambiente e infraestructuras). Asimismo, en todas esas actividades debe prevalecer la gestión logística, consistente en la cohesión de los procesos administrativos inherentes a las diferentes actividades que la organización de protección civil y administración de desastres deben cumplir para su óptimo funcionamiento.

¿En México estamos preparados para enfrentar una erupción volcánica, huracanes, terremotos o tsunamis?

Siendo ésta región sísmica, volcánica y con océanos al este y oeste, se debería de contar con planes de prevención, basados en educar a la población para una eventual situación adversa que pudieran accionar sistemas de alerta y mitigación de esos potenciales desastres. Además de contar con planes de emergencias o respuestas para coordinar actividades en la etapa durante el evento, así como manejar planes de recuperación que permitirían determinar los daños físicos y materiales, estimar su cuantía y tomar acciones. Por último y no menos importante, es recomendable considerar los planes de contingencia en cada uno de los programas anteriores, y que éstos permitan identificar y corregir desviaciones graves.

De no existir nada de lo antes mencionado, podemos inferir que México no está preparado para las gestiones que se deben realizar en el caso de un desastre. En conclusión, esto incrementaría el detrimento social, económico y estructural, como cuando todos los organismos (fuerzas armadas, policías, bomberos) pretenden actuar al mismo tiempo y a su manera –todos quieren protagonismo creyendo que están en lo correcto–; pero en realidad, se diluyen los esfuerzos y la comunicación no es unísona. Sin embargo, se trata de lo básico que es salvaguardar la vida humana y después lo secundario, las propiedades muebles e inmuebles.

¿Cómo estamos en materia de cultura de prevención de riesgo de desastre?

Cuando Protección Civil y Administración de Desastres, tengan una sección importante que se dedique a enseñar en los colegios de educación primaria, secundaria, preparatoria y universidades, habrá una cultura de prevención real.

Se deben reformar las bases educativas para que los profesionales en la materia participen de manera constante y obligatoria en la construcción de una verdadera cultura de riesgo. Esto englobaría las fases de un posible desastre; es decir, qué hacer en el antes, durante y después del desastre.

¿Qué importancia tienen los Atlas de Riesgo?

Son una importante herramienta de monitoreo de los eventos sísmicos, volcánicos, atmosféricos, etcétera. Éstos proporcionan indicadores que nos llevan a prevenir situaciones donde pudieran generarse afectaciones de moderadas a graves. Son más creíbles y verídicos; sin embargo, existen situaciones que en la actualidad no son medibles o contables, como por ejemplo, un sismo o una erupción volcánica. Todavía no existe ningún tipo de predicción para estos eventos, tampoco para los desastres que pudieran ser originados por el hombre. Insisto son muy importantes como herramienta de información que permite acciones específicas.

¿Usted coincide en que buena parte de los riesgos son derivados de la actividad humana?

Cuando hablamos del ambiente y/o edificaciones construidas en lugares que no son adecuados, coincido contigo; pero existen otros eventos globales que no se derivan de forma directa de la actividad humana y son riesgos potencialmente latentes, y que de materializarse generarían un gran caos y daños muy graves.

Concretamente: ¿El crecimiento caótico de las ciudades, sin planeación alguna, potencia los riesgos de desastre?

Sí, es totalmente cierto esto. Al no tener un buen ordenamiento territorial, se incrementa el riesgo de potencial a latente entre la población que de forma desproporcionada urbanizó terreno que no era viable para la construcción. Sin embargo, también existe injerencia política en esto. Los partidos políticos se favorecen de este tipo de descontrol urbanístico. Es por ello que insisto en la formación de la cultura de riesgo desde las bases educativas. Éste sería uno de los temas o tópicos que se deben de enseñar para la prevención.

¿Cómo observa el trabajo realizado por las instancias gubernamentales de protección civil en México?

Al no tener carácter constitucional, los esfuerzos de esta organización no se ven. A mi entender, existen escuelas para los candidatos que quieren formar parte de tareas relacionadas con la protección civil y eso es genial; sin embargo, no poseen la autoridad y fe pública que tienen los funcionarios de policías, bomberos y fuerzas armadas. Por ejemplo, en el caso de un evento con daños que sobrepasan la actuación de alguno de estos cuerpos, se debe declarar la situación como un desastre e inmediatamente el órgano de Protección Civil tomará el control táctico y logístico de la situación generada a nivel municipal, estatal o nacional.

¿Qué opina de la labor del Servicio Sismológico Nacional?

De igual manera, su trabajo es importante para tratar de alguna forma de prevenir a la sociedad sobre este tipo de eventos.

Aún no se pueden predecir los sismos.

Estoy de acuerdo, pero también creo que cada vez están más cerca de conseguir indicadores creíbles para una posible advertencia o pronóstico real.

¿Cómo evalúa el trabajo llevado a cabo por la Coordinación Nacional de Protección Civil?

Pienso que es un organismo que tiene mucha preparación técnica y práctica, pero no tiene la difusión o el contacto con la comunidad de forma constante. Sólo interactúa cuando ocurre algún tipo de situación.

¿Y del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred)?

Creo que tienen el personal técnico adecuado y con la preparación para la atención de situaciones adversas; sin embargo, deben enfocar la formación de sus cuadros –un porcentaje más alto–, en la prevención, y tener injerencia en más participación activa con las comunidades.

¿Cuál es su punto de vista sobre la administración de los recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden)?

Existen recursos sólo para situaciones o eventos de origen natural; pero para los desastres provocados por el hombre, que también ocurren, quién aporta el financiamiento. Protección Civil es quien hace la evaluación y determina las acciones para minimizar los daños en la sociedad, pero los recursos del Fonden son manejados en su totalidad por las entidades federativas, cuando en realidad deberían ser solicitados y manejados por el órgano actuante y capacitado para tal fin.

¿Tales recursos han sido suficientes?

Sería poco serio de mi parte afirmar esto. No realmente, siempre es muy poco lo que se designa para este fin. Se destina más para propaganda política que para acciones que realmente son importantes para las comunidades.

En el caso del Plan DN-III-E, ¿el Ejército ha sido eficaz?

No creo en los planes para atender desastres desde varias dependencias de gobierno. Esto genera burocracia y corrupción. Sólo una entidad debe atender, solicitar y gestionar los recursos necesarios para la rehabilitación y reconstrucción, y para mi entender debería ser Protección Civil.

¿Qué opina de la actuación del Ejército en el caso de Tlahuelilpan, Hidalgo?

Es una situación muy lamentable porque debido a la burocracia, se perdieron vidas humanas. Desde el primer momento que el oleoducto perdió presión y se dieron cuenta que existía una fuga, no debieron actuar los militares, porque la población civil, al ver a funcionarios armados, les hacen frente y sirve de detonante para el accionar de cualquier brote de violencia. Esto fue lo que originó este fatídico evento. Era un riesgo latente, por ende, debió existir una participación contundente de los bomberos y de ser pertinente, de Protección Civil. Históricamente, la población civil siempre reacciona agresivamente ante las autoridades uniformadas que portan armas en asuntos que atañen a su sustento o su forma de vida.

Otro problema sensible ha sido el caos que priva en el tema de la reconstrucción de los daños provocados por los sismos de 2017. ¿Cuál es su parecer al respecto?

Es como lo he mencionado anteriormente, las diferentes formas o vías que presenta el gobierno para asignar ayuda en estos casos, no es la más adecuada. Representa mucha burocracia y corrupción. Seguramente existen solicitudes para atender estos casos desde Fonden y Plan DN-III-E, y debe haber más peticiones desde otras instancias; sin embargo, persiste la situación de indolencia en la población afectada por el sismo.

¿Está usted de acuerdo en que se apliquen fuertes sanciones penales contra quienes deliberadamente provoquen daños ambientales?

Sí, por supuesto, pero también para los responsables intelectuales y ejecutores de eventos antrópicos.

¿Qué es un evento antrópico?

Existen dos tipos de causas para los eventos adversos o desastres: los naturales o los antrópicos. Estos últimos son producidos o generados por el hombre, por ejemplo incendios, explosiones; también pueden ser virus o bacterias, entre otros.

¿Qué avances tecnológicos experimentan los trabajos en materia de protección civil y administración de desastres?

Si la tecnología contribuye a salvar vidas, bienvenida sea, como los drones con cámaras termográficas (rayos infrarrojos) que permiten ubicar a través del calor humano a las personas atrapadas por humo, escombros, agua, etcétera.

 

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