Reformatio in peius o Reforma se reforma para peor

Federico Arreola / SDP Noticias
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“Apelación en materia penal (non reformatio in peius). El principio jurídico procesal de non reformatio in peius consiste en que el juez de segundo grado no puede agravar la situación jurídica del quejoso, como apelante, cuando el ministerio público se conforma con la sentencia de primer grado, esto es, que no interpone el medio impugnatorio de la apelación ni expresa agravios. El ámbito de la prohibición de la reformatio in peius, se traduce en que la resolución recurrida no debe ser ‘modificada en disfavor del reo’…” Amparo directo 1255/54. Porfirio Salas González. 19 de septiembre de 1957. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Luis Chico Goerne

Drogas ilegales y huachicol: semejanzas y diferencias

El tráfico de drogas ilegales es una actividad (obviamente) ilegal que económicamente daña a la nación en la medida en que representa un enorme comercio informal que no paga –no tiene posibilidades de pagar– impuestos.

          El comercio de drogas ilegales es, al mismo tiempo, una actividad legalizable y, en algunos países –cada vez más– en proceso de legalización, lo que le llevará poco a poco a la economía formal en la que, como todas las otras actividades productivas privadas, tendrá que aportar religiosamente sus contribuciones fiscales. El huachicoleo o robo de gasolina es una actividad ilegal que no puede ser legalizada –atentaría contra los principios elementales de la convivencia social– y que daña a la economía de México en dos vías: roba recursos públicos (los combustibles producidos o comprados por el gobierno de México pertenecen a la nación antes de venderse a particulares) y no paga impuestos cuando negocia en el comercio informal la gasolina, el diésel y la turbosina que ha robado.

Es cierto, hay narcos que se han diversificado y participan en el huachicoleo seguramente porque este delito es más rentable que el tráfico de drogas. Pero se trata de dos actividades distintas que perjudican a México de distinta manera.

El huachicoleo puede ser –y seguramente es– más rentable que la producción y el comercio de drogas ilegales porque, en tanto robo, tiene costos de producción bastante menores.

Los costos de distribución del huachicol son también menores: a diferencia del narco que vende sus drogas a muchísimos consumidores en puntos de venta ciento por ciento ilegales, los huachicoleros venden la gasolina robada a unas pocas grandes empresas gasolineras y a unas cuantas compañías dedicadas a la comercialización de bienes de consumo masivo que operan con enormes flotillas de camiones de todos los tamaños.

Combatir al narco y al huachicol: estrategias distintas

Combatir al narco a sangre y fuego, como se ha demostrado en México en los pasados 12 años, no es algo que dé resultados positivos porque sus redes mafiosas están en todos los rincones del país y representan, además, el modo de vida de cientos de miles de personas que por falta de opciones en la economía formal y, también, por el abandono de los programas sociales del gobierno, se han visto en la necesidad de aceptar participar en esa actividad ilegal.

El nuevo gobierno aprendió la lección de dos sexenios que fracasaron en la lucha contra el narco y, sin descuidar el tema policiaco –aun fortaleciéndolo–, decidió poner el acento en los programas sociales para alejar, sobre todo a los jóvenes, de la tentación de ir a la mafia de las drogas.

En cuanto al huachicol, que nadie combatió con seriedad en sexenios anteriores, la administración del presidente López Obrador decidió empezar a acabarlo por la vía de cerrar las fuentes de gasolina de las que abrevan los huachicoleros y que han estado abiertas para que éstos roben todo el combustible que quieran con la complicidad de altos funcionarios públicos.

Menos robo a la nación, más molestias a los ciudadanos

Al cambiar López Obrador el esquema de distribución, el robo de gasolina disminuyó notablemente. Esta es la verdad.

          A diferencia de los narcos que producen sus propias drogas, los huachicoleros dependen de que les pongan la gasolina, por así decirlo, en bandeja de plata. El de ellos era un robo hasta sencillo: ordeñaban los ductos que ninguna autoridad cerraba. Y además lo hacían con las fuerzas de seguridad protegiéndolos. Ahora, con los ductos cerrados en una primera etapa del combate al huachicol, simplemente no roban o sus hurtos empiezan a ser sustancialmente menores. No les interesa a los huachicoleros de arriba asaltar pipas porque ello implica costos infinitamente mayores que no están dispuestos a pagar. Se acostumbraron a robar sin más complicaciones el combustible en grandes cantidades de los ductos, por lo que les parece poca cosa ir a la caza de una pipa por aquí y otra por allá, con el agravante para los delincuentes de que las fuerzas armadas están más atentas en la actualidad. Admitámoslo, hay un cambio y se nota.

El problema, para la sociedad mexicana, es que la mencionada estrategia, que funciona para evitar el robo de combustibles, ha generado desabasto en algunas ciudades, incluyendo la capital de país, lo que se ha agravado por sabotajes obviamente planeados, financiados y ejecutados por las mafias huachicoleras

La gente acepta pagar el costo

El desabasto, también, se ha complicado por las compras excesivas de gasolina que está haciendo mucha gente asustada. ¿Asustada? Sí, mujeres y hombres que tienen miedo porque, digamos las cosas como son, en los medios de comunicación hay alarmismo.

Pero, contra los medios –¡otra vez contra el periodismo que no entiende a la sociedad!– la gente está siendo solidaria con el gobierno y está aceptando pagar sin mayores protestas el costo de las filas en las gasolineras. Hay problemas de abasto, sí, pero no escasez: la gasolina al final, después de un tiempo más o menos largo de espera, llega al automóvil.

Los líderes de opinión 

Los comentócratas insisten en sembrar pánico. Pero la gente no los sigue. Ya no. ¿No deberían los empresarios de medios reflexionar sobre la pérdida de credibilidad?

Todas las encuestas publicadas, destacadamente la del diario Reforma, aseguran que la sociedad apoya a López Obrador en el combate al huachicol y que está dispuesta a pagar el costo de hacer fila en las gasolineras.

Por cierto, mi hijo Federico Manuel me envió un video en el que dos de mis nietos (de seis y tres años de edad) dicen que hay que combatir el huachicol, aunque nos quedemos sin gasolina. Pregunté su opinión a mi nieto mayor (de ocho años), de mi hija Alejandra, y dijo lo mismo: pegarle con todo a los ladrones de combustibles, aunque tengamos que dejar el coche.

Las encuestas y hasta los niños entienden que a veces hay que hacer sacrificios.

Las colas en las gasolineras

En un país en el que las filas ordenadas son la excepción, es maravilloso ver a tantos automovilistas, en perfecto orden, esperar pacientemente a que les surtan gasolina.

No son pocos los ciudadanos que se levantan a las tres de la mañana para cargar combustible, desde luego con la esperanza de que las filas sean más cortas, pero el sacrificio de la desmañanada también lo hacen con sentido de responsabilidad cívica: para no complicar la vialidad en horas de tráfico intenso.

El Norte y Reforma

Colaboré unos ocho años en el diario que dio origen a Reforma, el periódico El Norte, de Monterrey, y estuve en el arranque del diario capitalino líder. Conocí al hombre que hizo crecer a este ejemplar grupo mediático, Alejandro Junco de la Vega, ya en retiro. Un tipo genial Alejandro, sin duda. Un innovador. Un revolucionario en la industria. Me honra haberlo tratado en sus años más productivos.

No pocas veces hablé con Alejandro Junco y me dio varias lecciones. La principal, que él, Junco, y su periódico, se podían pelear con el gobierno, con los anunciantes, con las mafias y con los grandes empresarios, pero nunca con los lectores, con la gente, con el público, con los clientes o como se les quiera llamar.

Mañana debuta el nuevo director editorial de El Norte y Reforma (y también de Mural, de Guadalajara), Juan Pardinas. Hoy publica su último texto: piensa que un director de periódico no puede ser al mismo tiempo articulista y se despide de los lectores. No estoy seguro de que así deba ser, pero si es su decisión, se le respeta.

El problema es que en su colaboración final, en la que anuncia su debut formal –informalmente ya dirigía esa empresa–, el nuevo director editorial se lanza contra el plan de combate al huachicol del presidente López Obrador.

Es decir, Pardinas está en contra de la opinión mayoritaria de los lectores de Reforma, insisto, según datos de sus propias encuestas, y afirma que las cosas han empeorado ¡solo porque Andrés Manuel está haciendo lo que no hicieron Fox, Calderón y Peña Nieto: combatir al huachicol! ¿Tiene sentido culpar tan a la ligera al nuevo gobierno?

Cito al nuevo director de Reforma: “No tengo ninguna nostalgia por la ineptitud corruptora que marcó el sexenio de Enrique Peña Nieto, pero en unas semanas, Andrés Manuel López Obrador corroboró la hipótesis pesimista de que las cosas siempre se pueden poner peor”.

Lo anterior significa que Reforma ya tiene un director que, contra la filosofía Junco, no solo quiere pelearse con sus lectores, sino que tratará de obligarlos a cambiar su percepción: la de que, como ciudadanos responsables, deben apoyar el combate al huachicol y pagar el costo de los problemas de abasto y distribución, que no de la escasez.

Los anti AMLO en los medios

Recibí un WhatsApp de una persona del sector privado, cuyo nombre omito para evitarle problemas, ya que tiene relaciones estrechas con algunos medios:

1. “Los anti AMLO no aprendieron la lección. 

2. “Los efectos de los voceros (dizque líderes de opinión) con la pasada campaña anti AMLO demostraron que no solo tienen pésima credibilidad, sino que sirvieron para que las masas se movilizaran en dirección contraria a su campañas denigradoras.

3. “Al grado que los dueños de los medios hoy tienen elementos para modificar sus contratos y reducirles los ingresos a las prima donna, pues está demostrado que tienen rating negativo y causan pésimos efectos en la gran mayoría de la sociedad. 

4. “Los pseudo líderes de opinión encumbraron tanto a AMLO buscando derrumbarlo, que en efecto dominó ganaron en cascada los desconocidos candidatos de Morena en municipios, cámaras alta y baja. 

5. “No escarmientan, ahora están repitiendo la misma barrabasada, no se han dado cuenta que esos esfuerzos no tan solo han sido en vano, sino que están favoreciendo la figura de AMLO. 

6. “¿No les basta ver los efectos de la auto desacreditación del periódico Reforma, que con sus descaradas primeras planas en un tiraje insignificante (en razón del alcance a una población de más de 120 millones de habitantes) ha provocado un boicot? 

7. “Los magnates, asesorándose de remedos de intelectuales, como el tal Pardinas, toman decisiones desde mesas de consejo alejadas de las multitudes. 

8. “Yo veo una multitud que aunque todavía no se ha aglutinado, sus emociones, instintos, ideas y deseos cada día más convergen y ya casi miran lo mismo que quieren ver: un cambio.

9. “El presidente está decidido. Donde libre los peligros y donde le resulte este ejercicio –y con el apoyo de la gente que no lo abandona parece que así sucederá– AMLO crecerá y los medios se achicarán”.

El pesimismo mediático

Es decir, no es que los medios sean pesimistas, sino que además de eso, pretenden, como Juan Pardinas, de Reforma, generalizar el pesimismo sembrando miedo entre la población. 

“Pesimismo” es una palabra lógicamente emparentada con “pésimo”, que es el superlativo de “peor”.

En la teoría y la práctica del derecho los especialistas aconsejan la non reformatio in peius, esto es, que el juez de segunda instancia no agrave la situación jurídica del quejoso. No cambiar para peor, pues.

Tiene razón Juan Pardinas: siempre se puede estar peor. Pero no es el caso del gobierno de México, al menos no en la opinión de la gente –si creemos en la encuesta de Reforma, reitero, que no es la única con el siguiente diagnóstico: los ciudadanos apoyan el cierre de los ductos para combatir al huachicol.

Hay otras encuestas: la de GCE, de Liébano Sáenz y Federico Berrueto, y ya circula una de Rodrigo Galván, un encuestador de primera división hijo de la extraordinaria Maria de Las Heras. Todas las mencionadas encuestas van en el mismo sentido.

Esta tarde/noche, por cierto, SDP Noticias publicará su semanal AMLOVEmetrics con el mismo tema: “¿Cree usted que el objetivo de combatir el robo de gasolina o huachicoleo, justifica el costo del desabasto y escasez de combustible? (a) sí, (b) no, (c) no sé”. No conozco el resultado –se entregará en unas horas más–, pero sería muy difícil que el ejercicio estadístico de las empresas Social Research Solutions y Opinión Pública, Marketing e Imagen contradiga a tantos otros estudios recientes.

Reformatio in peius

¿Por qué Reforma acepta que su nuevo director editorial vaya contra sus propios lectores?

Respuesta: porque, en efecto, siempre se puede estar peor. Desgraciadamente, Reforma con el nombramiento de Juan Pardinas ha caído en el vicio de la  reformatio in peius. Es decir, Reforma se reforma para peor.

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https://www.sdpnoticias.com/nacional/2019/01/13/reformatio-in-peius-o-reforma-se-reforma-para-peor-su-director-contra-sus-lectores-exige-no-combatir-al-huachicol

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