La 4T en el mundo distópico de Trump y Maduro

Luis Gutiérrez Poucel
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Es difícil hacer varias cosas a la vez, en especial para los hombres. Las mujeres tienen más facilidad para el “multitasking”, hacer varias tareas simultáneamente. Muchos de nosotros, tenemos la clásica “visión de túnel”, que –en la cultura popular– significa que solamente podemos hacer una cosa a la vez… “no podemos encontrar la mantequilla en el refrigerador si nos las mueven de lugar.” Los investigadores masculinos, analistas y articulistas, entre otros, requerimos hacer el doble esfuerzo de tratar de comprender “el todo” para entender “lo específico”. No es algo que se nos dé de manera natural.

Parafraseando a nuestra gran artista Leonora Carrington, “la tarea del ojo derecho es mirar por el telescopio, mientras que la del izquierdo es mirar en el microscopio.” Es cierto, hay que apreciar el bosque para poder entender al árbol, lo que significa que no hay que perder de vista el contexto para poder entender la trama.

¿A qué viene todo esto? Bueno, pues viene para tratar de entender cómo y por qué AMLO llegó al poder, caray, a mí todavía me cuesta trabajo entender cómo llegó al poder con tan abrumadora mayoría. En primer lugar, es necesario entender que el triunfo de Andrés Manuel no solamente se debió a su admirable enjundia y persistencia, sino a los errores de cinco administraciones anteriores. En segundo lugar, tiene el carisma popular que lo identifica con la mayoría de los mexicanos… la gente lo quiere y confía en él. En tercer lugar, lo que sucede en México también tiene que ver en parte con lo que está sucediendo alrededor del mundo.

Ahora que AMLO llegó al poder, insiste una y otra vez, que no le va a fallar a los mexicanos, lo que nos lleva a la siguiente interrogante, ¿que nos dicen estos primeros meses? ¿Está cumpliendo o no con esta promesa?

La administración de AMLO ha empezado con fuerza y vigor, tomando decisiones controversiales de impactos trascendentales. En mis más de 70 años de vida, solamente había visto otro gobierno que había entrado en funciones con tanta energía y disrupción, me refiero a la administración de Luis Echeverría Álvarez, quien hizo famosa la frase de “arriba y adelante”, y nos llevó a preguntar “qué tan alto es arriba y que tan lejos es adelante”. Y el balance histórico fue que no crecimos, pero que si retrocedimos.

Inicio de la cuarta transformación

El gobierno de AMLO empezó con un error de consecuencias catastróficas, “la suspensión de la construcción del aeropuerto internacional de la Ciudad de México en Texcoco”. Esta decisión no fue apoyada por estudios analíticos, sino por una decisión personal de Andrés Manuel, diría yo, por una decisión de carácter subjetivo. La cancelación de un proyecto avalado por más de 30 años de estudios por los expertos internacionales más reconocidos y que llevaba más de 30% de avance, es un error histórico que marcará de por vida, y que lo perseguirá en la historia, al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Otra terrible mancha negra en su administración fue el misterioso accidente del helicóptero donde murió la gobernadora panista Martha Erika Alonso Hidalgo y su esposo, el senador Rafael Moreno Valle, después de una fuerte y reñida contienda electoral donde perdió el candidato de Morena. Aun cuando el hecho se sigue investigando, cada día se habla menos y menos acerca del trágico evento. Y aun cuando la gente no cree en coincidencias, la gente tiende a olvidar.

El problema nacional del huachicoleo (robo de combustibles) y la manera en cómo el gobierno de AMLO está tratando de resolverlo, parece generar más costos que beneficios. Este comentarista ha trabajado más de 20 años en los sectores energéticos de varios países alrededor del mundo, y si algo ha aprendido, es que una red de abasto ilegal de la magnitud de la mexicana solamente puede explicarse con el apoyo y colaboración de las autoridades y expertos de la propia empresa, Petróleos Mexicanos.

Cerrar los ductos, atacar los puntos de ordeña, y vigilar con militares las pipas, es una estrategia de solución, pero el problema es que no es sustentable, pues provoca desabasto, y es una estrategia cara que no afecta a los culpables. Lo correcto sería ir en contra de los culpables, su dinero, bienes y riqueza. La estrategia seguida por la administración de AMLO, después de más de una semana, no ha logrado capturar a los malhechores, pero sí ha provocado desabasto de combustibles que le está costando mucho al país en términos de productividad laboral perdida, desabasto de bienes y servicios, y disminución de la actividad económica.

Aun cuando la administración 2018-2024 empezara a generar buenos resultados, seguirá siendo acusada de ignorancia e ineptitud por la forma tan inexperta e ineficiente de resolver el problema. En efecto, a pesar de sus buenas intenciones, las decisiones de AMLO en sus primeros meses no han sido las mejores, ya sea por la falta de capacidad de sus colaboradores o por su particular arrogancia de creer que sabe más que los demás.

La cuarta transformación implica dirigir a los mexicanos a una epopeya histórica, conducción que conlleva riesgos y peligros que apuntan a que las ambiciones desmedidas pueden llevar a grandes desastres. A la mejor, en la apreciación de este comentarista, metas más modestas –pero alcanzables– hubieran sido preferibles para el bienestar y futuro de México.

Claro, el mundo continúa “con” y “sin” la cuarta transformación, los hechos y desechos en los países, las sociedades y la naturaleza continuarán. Venezuela sigue y seguirá en su espiral descendente, provocando la emigración masiva de millones de venezolanos y la pérdida de bienestar de los que permanecen. La situación en Centroamérica se mantiene, induciendo las caravanas de migrantes, con la carencia de capacidad y recursos de México para atenderlos, y con el trato despiadado e inhumano a los migrantes y sus familias por las autoridades estadunidenses. El deterioro mundial se mantiene, ante la pasividad de los organismos internacionales.

La Venezuela de Maduro

El gobierno de Nicolás Maduro continúa siendo un ejemplo descarado de abuso a los derechos humanos y de coerción a las libertades de expresión. No hay duda de que el régimen de Maduro todavía goza del apoyo de un segmento importante del electorado venezolano; a la vez, no hay duda de que la principal responsabilidad para cambiar al gobierno de Venezuela recae en los propios venezolanos. No obstante, tampoco hay duda de que el sufrimiento de millones de venezolanos no es sólo la responsabilidad de los propios venezolanos, sino también del resto del mundo, sobre todo para señalar los abusos del poder y las carencias de libertades.

El mundo actual, el del siglo XXI, es muy diferente al del siglo XX. La Doctrina Estrada tuvo sus méritos en México a partir de 1930, en aquel mundo de grandes distancias y de grandes separaciones ideológicas y culturales, en especial para defender el no intervencionismo en países con gobiernos revolucionarios en un mundo colonialista y de potencias imperialistas. El mundo actual es diferente. Ahora vivimos en un mundo interconectado, de información instantánea, de comunicación inmediata y de redes sociales que empiezan a prevalecer sobre las redes nacionales. En estas circunstancias, los líderes, pensadores, formadores de opinión y los propios gobiernos democráticos tienen la obligación moral de señalar los abusos de los dictadores, gobiernos totalitarios, grupos de poder y gobiernos corruptos, ya sean de derecha o izquierda. El principio de no intervención favorecido por AMLO, que hoy en día descansa en el pensamiento de que no intervengo en sus países para que no intervengan en el mío, es miope y egoísta.

Los Estados Unidos de Trump

Allá en el siglo XVIII, un pensador ítalo francés, el conde de Maistre, dijo que “cada nación tiene el gobierno que se merece”, lo que hoy muchos alrededor del mundo acusan a Estados Unidos con su presidente Donald Trump. En la historia política de la humanidad ha habido muchos ejemplos de líderes que han favorecido a la mentira como la mejor forma de gobernar, bajo el precepto de que para qué decir la verdad siempre que con la mentira se alcanza mayor popularidad y apoyo. Es el caso de ese extraño y “difícil de explicar” personaje, presidente de la nación más poderosa de la Tierra, Donald Trump, protagonista que hace recordar la frase de Leonora Carrington de que “no hay que poner la palabra antes de la realidad, sino hay que poner primero la realidad.”

Seguramente la historia va a reconocer una o dos explicaciones del por qué el presidente de Estados Unidos en el siglo XXI prefirió cerrar el gobierno para lograr que el Congreso le aprobara la construcción de un muro en la frontera con México que a todas luces no serviría para nada, justificando su necesidad con mentiras, exageraciones y medias verdades.

Conclusión para el 2019

Este nuevo año empieza con desafíos que pocas veces habíamos visto desde la Guerra fría. En Estados Unidos los fantasmas de la polarización política están generando una crisis financiera de grandes proporciones, detonadas por el cierre del gobierno por el capricho infantil y pueril de construir un muro entre dos naciones amigas por un presidente racista y megalómano. La incesante necesidad de confrontación de Trump continuará escalando la confrontación entre Estados Unidos y China, generando inestabilidad e incertidumbre en el escenario internacional. Lo cual seguirá afectando negativamente a sus vecinos inmediatos México y Canadá.

En América Latina, la tendencia, por un lado, hacia los gobiernos de derecha y, por el otro, hacia la permanencia dictatorial de los gobiernos populistas de izquierda, en especial en Venezuela, Nicaragua y Bolivia, están llevando al rompimiento del diálogo y los acuerdos de cooperación. Un México bajo la filosofía política de Andrés Manuel no es conducente a la reunificación de valores y principios en América Latina.

En México, los fantasmas del populismo y la ineptitud nos están llevando, por un lado, a la caída de la inversión, el empleo, los ingresos, y el bienestar de la población, y, por el otro, a la polarización entre los incondicionales del régimen y sus críticos, entre el pueblo y los fifis, entre el autoritarismo populista y las instituciones democráticas.

Sin pretender ser negativo ni crítico, considero que estos primeros meses en el poder de la administración de AMLO, cuando consideramos sus acciones dentro del contexto global, el gobierno sale reprobado. México no es una isla, la terminación del proyecto aeroportuario más importante de las últimas décadas, la falta de apoyo a una educación de calidad, la falta de definición ante una Venezuela absolutista, el pésimo manejo del robo de combustibles, hacen de esta administración una administración de promesas y no de hechos.

Conforme pase el tiempo, AMLO y sus colaboradores van a tener que responder con hechos antes de repartir culpas.

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