Exlíder de las FARC denuncia conato de
guerra desde Colombia contra Venezuela

La Redacción / Resumen Latinoamericano y del Tercer Mundo
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El exlíder guerrillero de las FARC Iván Márquez acusó al gobierno del presidente colombiano, Iván Duque, de querer desatar una “guerra fratricida” contra Venezuela. “Lo que realmente quiere el gobierno de Colombia es desatar una guerra fratricida, a todas luces irracional e irresponsable, con Venezuela”, denunció el miércoles por medio de una carta el que fuera jefe negociador de paz de la antigua guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Iván Márquez.

Con duras críticas para el expresidente colombiano Álvaro Uribe y su ahijado político Duque, Márquez señaló que es una “vergüenza” la diplomacia de guerra desplegada por la cancillería colombiana contra el país vecino. “Convirtió a Venezuela en monotema de su política exterior”, indicó.

Márquez señaló que Duque no puede hablar de dictadura en Venezuela ni tampoco tiene autoridad para amenazar a nadie con la Corte Penal Internacional (CPI) por violación de los derechos humanos, cuando su jefe político –Álvaro Uribe– “es el autor detrás del autor de los falsos positivos y mucho tiene que ver con los 100 000 muertos del paramilitarismo”.

Márquez, en paradero desconocido desde el pasado mes de agosto, defiende en su misiva al presidente venezolano, Nicolás Maduro, al que describe como una víctima de las maniobras políticas de Estados Unidos en la región para que ambos países, Colombia y Venezuela, vuelvan a ser sus “colonias”.

Lo que realmente quiere el gobierno de Colombia es desatar una guerra fratricida, a todas luces irracional e irresponsable, con Venezuela”, denuncia el exlíder guerrillero de las FARC Iván Márquez.

En otra parte de su carta, difundida por varios medios locales, rechazó la protección que brinda el gobierno colombiano al opositor venezolano Julio Borges, a quien señaló de ser el responsable del atentado con drones (aeronaves no tripuladas) del que fue víctima Maduro. “Eso no es un mérito; es una mancha en el corazón de la personalidad”, apuntó.

El excombatiente consideró que Venezuela es capaz de arreglar sus propios problemas y tildó de “horrible” la injerencia de Colombia en los asuntos internos de la nación caribeña. “Con toda seguridad a Duque no le gustaría que algún expresidente loco incitara al Ejército colombiano a apuntar sus fusiles contra el Palacio de Nariño como descaradamente lo hace su jefe Uribe azuzando a los militares venezolanos al golpe de Estado contra el Palacio de Miraflores”, señaló Márquez.

También calificó de “muy valiente” la comparecencia del mandatario venezolano ante la Asamblea General de Naciones Unidas (AGNU), y resaltó que la República Bolivariana de Venezuela “no es un país agresor, sino un país agredido”.

Texto completo de la carta

Los colombianos debiéramos fijar en nuestra conciencia que Venezuela, la República Bolivariana, no es un país agresor, sino un país agredido. Con generosidad infinita, a pesar de los agravios de los desagradecidos, nos sigue ayudando en la difícil búsqueda de la senda perdida de la paz. ¿Cómo vamos a olvidar tan rápido que Venezuela acogió solidariamente en su suelo a más de 5 millones de migrantes colombianos que empujados por las penurias económicas buscaban un mejor futuro para sus vidas? Y Caracas no armó ningún escándalo ni ejerció por ello presión internacional contra el gobierno de Bogotá.

En el pasado el relampagueo de sus armas y el genio de Bolívar nos dio la libertad y nos dio existencia política en una Gran Nación de repúblicas hermanas llamada Colombia. Ese es nuestro destino. Somos y seguiremos siendo dos pueblos hermanos hasta el fin de los siglos a contracorriente y contra quien sea.

Sin duda, la aureola de Venezuela que es su alma bolivariana, es la causa de la ojeriza que por ella siente la oligarquía santanderista de Colombia.

“El terrible monstruo del norte” –como llamaba El Libertador a Estados Unidos– quiere su petróleo, y con esa obsesión ha capitaneado, junto a la derecha colombiana el sabotaje económico para derribar al gobierno de Miraflores, y de paso recuperar a Venezuela como colonia.

Es una vergüenza la diplomacia de guerra desplegada por la cancillería colombiana contra el país vecino. Convirtió a Venezuela en monotema de su política exterior. Paseó a Caín Almagro de la OEA por toda Colombia para que promoviera la invasión militar. Tras el falso humanismo de sus palabras destella el puñal de la discordia con la que trata de aislar en la ONU al gobierno del presidente Nicolás Maduro. Lo que realmente quiere el gobierno de Colombia es desatar una guerra fratricida, a todas luces irracional e irresponsable. Con toda seguridad a Duque no le gustaría que algún expresidente loco incitara al Ejército colombiano a apuntar sus fusiles contra el Palacio de Nariño como descaradamente lo hace su jefe Uribe azuzando a los militares venezolanos al golpe de Estado contra el Palacio de Miraflores.

Duque no tiene ninguna autoridad moral para graduar de dictadura al gobierno de Maduro. Tampoco para amenazar a nadie con la Corte Penal Internacional por violación a los derechos humanos, cuando su jefe político es “el autor detrás del autor” de los falsos positivos y que mucho tiene que ver con los 100 mil muertos del paramilitarismo que denuncia la organización Memoria Histórica. Debiera abandonar su perorata de engaño que atribuye a Maduro recurrir “al demonio belicista para aferrarse al poder”, cuando realmente lo que quiere es volver a la guerra interna para arrojar al incendio del olvido la verdad sobre los responsables del conflicto y la reparación integral de las víctimas por parte del Estado. Un Estado que ha victimizado con su política neoliberal al 70 por ciento de sus conciudadanos y que ha convertido a Colombia en el segundo país más desigual del mundo, solo puede hablar con el timbre de la hipocresía.

Causa perplejidad la protección que brinda Duque en Colombia a Julio Borges, responsable del reciente atentado con drones contra el presidente de Venezuela. Eso no es un mérito; es una mancha en el corazón de la personalidad. ¿Y qué decir del parlanchín embajador de Colombia en Estados Unidos, señor Francisco Santos quien habla de disuadir estratégicamente a Venezuela, de escudos y de obsolescencia de los Mirages de la Fuerza Aérea? Se parece a Mambrú. Si miramos las décadas pasadas podemos decir que Venezuela es garantía de paz para América Latina y el Caribe. Jamás será una nación agresora, como lo ratifican sus dirigentes.

La gente del común en Colombia, la que no se ha dejado doblegar por el estruendo mediático, se aparta de la insania de su gobierno contra Venezuela. El sentido común invita a impulsar la hermandad y la solidaridad entre los dos pueblos. Incluso, entre sus gobiernos. Venezuela es capaz de arreglar sus propios problemas. La injerencia de Colombia en los asuntos internos de la República Bolivariana, es horrible, y mucho más si lo hace como peón de intereses geoestratégicos.

Muy valiente la comparecencia del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, ante el foro de las naciones del mundo en Nueva York a explicar sus razones y la causa de la crisis.

Que América Latina y el Caribe sean siempre territorio de Paz.

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http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/10/12/exlider-de-farc-denuncia-conato-de-guerra-desde-colombia-contra-venezuela/

 

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